Estamos viviendo un auge en la creación de startups y proyectos emprendedores frente al cual se alzan voces críticas señalando que nos encontramos ante una burbuja. Se argumenta que muchos jóvenes, llevados por una especie de vértigo emprendedor, perderán su tiempo en proyectos sin ninguna viabilidad como negocio y al final sólo encontrarán frustración, después de haber creído ingenuamente que emprender es fácil. Se reprocha también que al calor de esta fiebre del oro aparecen numerosos vendehumos para aprovecharse de los incautos que se entregan al emprendimiento como vía para abandonar el paro.

Aunque hasta las críticas más severas pueden contener parte de verdad, mi visión sobre el fenómeno es claramente positiva, y diré por qué.

En el tiempo que llevo tratando con emprendedores he conocido a algún ingenuo, desde luego, pero en la mayoría he encontrado una clara consciencia de las dificultades que tal actividad entraña y de los esfuerzos que han de empeñar en su propósito.

El camino que recorre un emprendedor se inicia normalmente con la asistencia a eventos o jornadas en los que conocen las experiencias de otros. Tras ello, si su proyecto es capaz de provocar atención, accederá a una lanzadera o aceleradora donde permanecerá unos meses en los que seguirá adquiriendo conocimientos y habilidades que deberá aplicar desde el primer día para convertir su proyecto en empresa.

Durante el proceso, el emprendedor aprenderá a comunicar persuasivamente; conocerá la importancia del trabajo en equipo; descubrirá nuevas formas de analizar la viabilidad de su proyecto utilizando métricas de todo tipo; aplicará metodologías avanzadas de desarrollo de negocio; tomará consciencia de la importancia de los aspectos financieros de una empresa; y como parte de su aprendizaje, también se dará cuenta de que en un contexto así surgen vendedores de humo de los que hay que huir.

¿Conseguirá con lo anterior el éxito de su proyecto? La estadística nos dice que es difícil. Pero incluso así, el esfuerzo habrá valido la pena, porque tras completar ese camino habrá reforzado sus conocimientos, habilidades y experiencias de manera exponencial, adquiriendo una formación multifacética que le servirá tanto para seguir emprendiendo, si esa es su vocación, como para acceder con mejores competencias al mercado laboral.

Y sin duda habrá despistados que equivoquen el enfoque y sólo consigan perder el tiempo, y también habrá aprovechados que intenten lucrarse abusivamente con la ilusión de emprendedores ingenuos, pero esos inconvenientes no son monopolio del emprendimiento, pues existen desde antiguo en cualquier actividad que resulte atractiva por su capacidad de generar beneficios.

Al fenómeno del emprendimiento le queda aún por avanzar, pero seguro que una visión positiva y un apoyo decidido por parte de los agentes que intervienen en ese ecosistema, ayudarán a conseguir que se consolide como una fuente de empleo y de riqueza. Seamos constructivos.