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Reportaje

Pasión por el arte

València y Nueva York están más cerca desde esta semana. Las calles de ambas ciudades han sido tomadas de forma simultánea por las esculturas monumentales del artista británico Tony Cragg. Cinco de ellas estarán durante cinco meses en pleno Manhattan, en Park Avenue -entre las calles 52 y 79- y seis, en la Ciutat de les Arts de València. En el caso de Nueva York, el proyecto es fruto de la iniciativa público-privada (NYC Parks y The Fund for Park Avenue), mientras que detrás de la exposición valenciana está una mujer, Hortensia Herrero, y la fundación que lleva su nombre.

Una de las esculturas, de más de seis metros de altura, será comprada por Herrero, la mujer de Juan Roig (presidente y fundador de Mercadona, de la que ella misma es vicepresidenta y copropietaria), y situada en algún punto de la ciudad al término de la exposición. «Ceder obras artísticas para embellecer espacios públicos es una práctica de una gran generosidad, muy moderna y muy antigua a la vez. En la segunda mitad del siglo XIX la ciudadanía valenciana asumió el papel de mecenas de las artes en el espacio público, reuniendo sumas de dinero a través de loterías, sorteos y aportaciones» con las que compraban esculturas para uso urbano, explica Rafael Gil Salinas, catedrático de Historia del Arte de la Universitat de València y autor del libro El ornato urbano. La escultura pública en València.

Gil Salinas sostiene que Herrero es una de las grandes voces del mecenazgo artístico privado de la Comunitat Valenciana, una actividad que está en plena efervescencia, en parte por el buen momento de precios del mercado, alejado de las excentricidades de antes de la crisis. Entre 2012 y 2017, la Fundación Hortensia Herrero ha invertido cerca de 14 millones de euros en mecenazgo cultural, en proyectos como el Colegio del Arte Mayor de la Seda, la Iglesia de San Nicolás o la exposición de Manolo Valdés. En su colección particular tiene dos esculturas de Cragg.

Cambios legislativos

Según los expertos, el boom de esta actividad crecerá aún más con la legislación autonómica. La Nueva Ley de Mecenazgo Cultural, Científico y Deportivo no profesional de la Comunitat Valenciana busca impulsar el mecenazgo de carácter privado, una actividad que contribuye «al fomento de la creatividad, el crecimiento económico y el enriquecimiento del capital cultural de la sociedad», sostiene el texto. Pueden beneficiarse de esta ley las entidades sin ánimo de lucro (las fundaciones), las universidades, las empresas culturales que facturen menos de 300.000 euros anuales y las personas físicas que en el año anterior no hayan obtenido unos ingresos de más de 300.000 euros. Por mecenazgo se entienden tanto las donaciones de dinero, bienes o derechos que realicen estos beneficiarios como los préstamos de uso.

La norma, que deroga la ley de 2014, eleva los incentivos fiscales para fomentar el mecenazgo privado, con unas deducciones que podrán llegar hasta el 25 % (antes era del15%) de las cantidades en que se valoren las donaciones y los préstamos, situando a la autonomía en cabeza de las que mejor tratamiento impositivo tiene para esta actividad en España.

Según la Conselleria de Hacienda, en 2015, último ejercicio con datos disponibles, 4.102 declarantes valencianos se acogieron a deducciones fiscales en el tramo autonómico del IRPF por mecenazgo cultural por un importe total de 226.992 euros. Con el alza de las deducciones al 25% que contempla la nueva ley, la cifra de deducciones de esos 4.102 declarantes habría sido de 379.073 euros.

La identidad de esos declarantes valencianos que realizan actividades de mecenazgo privado cultural se desconoce. Lo que sí es público es que, circunscribiéndose únicamente a la disciplina artística (sin incluir actividades deportivas ni científicas o sociales), este ámbito está liderado en la Comunitat Valenciana por cuatro grandes fundaciones: Fundación Hortensia Herrero (presidida por Hortensia Herrero); Fundació Per Amor a l´Art (que es la impulsora de Bombas Gens y que está dirigida por Susana Lloret y presidida por su marido, José Luis Soler, cofundador de Ubesol); Col·lecció Martínez Guerricabeitia (gestiona la colección que Jesús Martínez Guerricabeitia -empresario, coleccionista y mecenas fallecido en 2015- donó a la Universitat de València en 1999 y que está expuesta en una sala en el edificio de La Nau) y Fundación Chirivella Soriano. Esta última está presidida por el notario Manuel Chirivella y vicepresidida por su mujer, Alicia Soriano, que agrupan su colección en el Palau Joan de Valeriola de València.

Las grandes fundaciones artísticas valencianas se financian, en general, con dinero procedente del patrimonio particular de sus impulsores. Compran arte directamente a los artistas (o a sus representantes) o recurriendo a un amplio espectro de intermediarios. Algunas, como la Col·lecció Martínez Guerricabeitia, proponen a galeristas que les seleccionen un numero determinado de piezas de artistas noveles y ellas eligen cuál se quedan. Los fondos que adquieren suelen ser predominantemente arte moderno o contemporáneo, sobre todo pintura, fotografía y escultura, indica Rafael Gil. «Lo antiguo en este momento no se ve como una inversión interesante y lo moderno está mucho más caro», asegura el catedrático de historia del Arte.

Además de estas grandes fundaciones, existen mecenas particulares, muchos de ellos empresarios, que forman y pagan a artistas jóvenes, pero en privado, sin que trascienda.

Hortensia Herrero y Per Amor a l´Art, muy a favor

Elena Tejedor, directora de la Fundación Hortensia Herrero, bendice la nueva normativa autonómica. «Todas las medidas que ayuden a impulsar el mecenazgo y que puedan servir de motivación a otras personas son siempre positivas. Eso va a contribuir a acercar el arte a la sociedad, a conocer e impulsar nuevos y jóvenes artistas, por lo que nos parece una buena noticia». En su opinión, si la ley «ayuda a que nazcan más fundaciones y a que desde el ámbito privado se impulsen acciones que terminen teniendo una repercusión social, será fantástico».

Susana Lloret, directora general de la Fundació Per Amor a l´Art, está de acuerdo y alaba las ventajas fiscales, aunque no le apasione hablar de la palabra mecenazgo. «Todo incremento de desgravaciones constituye un impulso para el mecenazgo privado y es muy bienvenido, por supuesto. En nuestro caso concreto nos beneficia en dos de nuestras áreas: el área de arte y el área de investigación de enfermedades raras. Está claro que la nueva normativa supone un paso adelante, pero aún estamos muy lejos de otros países como Francia o EE UU. Aún así, todo lo que sea sumar e impulsar el mecenazgo con estas u otras medidas lo contemplamos como positivo. Ojalá el gobierno central también siga este ejemplo», indica Lloret, el alma de Bombas Gens, un centro de arte moderno y contemporáneo que ha dado vida a la ciudad. La antigua fábrica de bombas hidráulicas de la Avenida de Burjasot reúne en su seno unas 1.300 piezas de más de cien artistas, es de acceso gratuito y celebra ahora su primer aniversario. Ojalá que sean muchos más. Sus series completas de fotografías son dignas de admiración, igual como las obras de Robert Mapplethorpe.

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