Clos de Lôm está en el Vall dels Alforins, que ha sido bautizado en ocasiones como La Toscana valenciana por la concentración de bodegas. Situado entre las comarcas de La Costera y la Vall d'Albaida, está a 55 kilómetros del Mediterráneo. La confluencia del mar, el secano estricto y la altitud media hace de la zona un enclave para el cultivo de la cepa, destinada a elaborar vinos de alta calidad, sostiene la bodega de los Serratosa Caturla. Para el lanzamiento de Clos de Lôm se han seleccionado 55 parcelas de viñedos, distribuidos en terrazas o bancales, con cuatro variedades de uva: malvasía, monastrell, garnacha y tempranillo.

Los cuatro vinos ya están en el mercado y se venden a unos 11 euros. Este primer año se han producido 70.000 botellas, pero el objetivo es llegar hasta un máximo de 500.000, explica Pablo Ossorio. La uva restante, la que no absorbe Clos de Lôm, se continúa vendiendo a granel. La finca, protegida por montañas, «alterna uva, olivos y almendros», que también producen aceite y frutos secos, indica Lucía Serratosa. Por ahora no está entre sus planes la explotación del inmueble como fórmula de enoturismo. «Queremos ir paso a paso. Creo que llegará el día en que lo hagamos, pero todavía no. Es nuestra casa, donde pasamos fines de semana, navidades y verano», indica la ejecutiva, que desde el miércoles pasado supervisa las labores de vendimia, que durarán dos meses, siempre en la mañana.