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Los cítricos llegarán al Reino Unido con dos días de antelación

El sector agroalimentario valenciano tiembla ante el brexit, no por los eventuales aranceles -productos como los cítricos en principio quedan excluidos-, sino por cómo su producto se va a encarecer con los controles aduaneros y los trámites burocráticos relacionados con la calidad y los fitosanitarios. El vicepresidente del Comité de Gestión de Cítricos, Marcos Gual, asegura: «Las empresas exportadoras nos hemos preparado todo lo que hemos podido, pero no más porque la incertidumbre es total». Aún así, siempre han tenido en el horizonte la opción del brexit duro. De momento, «la gente ha tomado precauciones», como darse de alta como empresa exportadora en la aduana inglesa para poder operar. «Los compradores británicos de nuestros productos están asustados tras la llegada de Johnson y nos dicen que hagamos lo que podamos y que ellos se comportarán igual». En estos últimos tiempos, según cuenta Gual, ha habido ya dos ocasiones en que parecía inminente el brexit (blando) y en ambas ocasiones los citricultores valencianos trasladaron con dos días de anticipación sus productos al Reino Unido para evitar el colapso que presumiblemente se iba a producir en la frontera británica con la UE. Esta práctica preventiva se repetirá si el 31 de octubre hay una salida brusca. No se puede adelantar los pedidos más porque se trata de productos perecederos.

Es lo que pretende hacer en concreto la cooperativa Anecoop, según su director general, Joan Mir, con todos sus productos frescos, que distribuye allí a través de su propia filial. Otros no tan perecederos, como el vino, podrán acumular stocks con más antelación. La firma valenciana, que tiene en Reino Unido el 6% de su negocio, ha realizado consejos de administración en València y Londres específicos sobre el brexit y cómo abordarlo, aunque siempre mediatizados por la incertidumbre y los cambios en la posición británica. Mir, como Gual, ve con optimismo el futuro del comercio de frutas y hortalizas a las islas, porque Gran Bretaña es deficitaria en esos productos absolutamente básicos. Cada día 10.000 camiones cruzan aquella frontera. El gran temor es el colapso en el transporte en los primeros tiempos al frenar el paso de esos vehículos por motivos burocráticos y el encarecimiento que conllevan los controles fitosanitarios y de calidad, aunque, según Gual, «España se ha comprometido a hacerlos de forma telemática para evitar el colapso».

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