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Rompiendo clichés sobre los asesores financieros

Rompiendo clichés sobre los asesores financieros

Aunque no suelo ver mucho la televisión, me gusta la serie The Big Bang Theory, que quizá usted conozca. En uno de los capítulos, Leonard se sorprende mucho cuando se entera de que su mujer, Penny, tiene un asesor financiero. Me parece una situación bien traída, pues incluso en EE UU, el país de las finanzas, existen ciertos tabús sobre nuestra profesión.

El primero es que nuestros servicios son exclusivos de una élite con muchos ceros en su cuenta. No es el caso, como deja claro Penny. Estamos para ayudar a cualquier ahorrador -pequeño, mediano y grande- a sacar el mayor provecho posible de su patrimonio. De hecho, el 75% de los españoles reconoce, según la última Encuesta de Competencias Financieras, elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que entendería y gestionaría mejor sus finanzas si tuviera más conocimientos del tema.

Para eso estamos, y para contribuir a evitar riesgos innecesarios, pero, sobre todo, establecemos conjuntamente con el cliente una estrategia a corto, medio y largo plazo en función de los objetivos vitales de cada uno. Quede, pues, claro: no hace falta ser rico para contar con los servicios de un family banker; en definitiva, nuestro éxito es el de nuestros clientes.

Segundo cliché: Los asesores están en otra dimensión y no sabría cómo escoger uno que encaje conmigo. Un compañero de la entidad lo explica con una frase: «Reúnete con tres asesores y quédate con el que menos hable». Simplemente, el asesor ante todo tiene que saber escuchar, pues mientras mejor conozca a su cliente, más bien le acompañará en el camino para lograr sus objetivos financieros.

Tercer cliché: El ahorro es cosa de mayores. Pues tampoco. Un euro invertido con 30 años rendirá mucho más que un euro invertido con 50 años. Es decir, no importa tanto cuánto se ahorra, sino cuándo se empieza, y cuanto antes se empiece, mejor.

Cuarto cliché: La inversión es cosa de entendidos. Para eso están los asesores financieros -los family bankers en el caso de Banco Mediolanum-, para informar y asesorar. Aunque para desarrollar bien nuestra labor es primordial establecer una relación de confianza con el cliente. En los mercados siempre hay incertidumbre, y eso puede asustar. Sin embargo, en los momentos de mayores caídas se abren grandes oportunidades si invertimos a largo plazo. Por eso, la confianza en su asesor puede ampliar las posibilidades de éxito para un ahorrador.

Cerraré este artículo dedicado a desmontar tabús con un consejo: si los ricos se apoyan en nuestros servicios, por algo será. No se autoexcluya.

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