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Un iceberg de pescados en València

Apenas 20 especies de las que se pescan en las costas valencianas forman parte de la dieta habitual, pero las que se extraen del litoral son 135

Un iceberg de pescados en València

Tomemos la tópica imagen de la punta del iceberg, tan propia del mar. Por encima de la superficie encontramos todos esos pescados y mariscos que compramos de normal en el supermercado y que componen la dieta habitual en productos marinos. Están la sardina, el boquerón, la sepia, el pulpo, la gamba o el langostino. Sin embargo, bajo la línea de flotación hallamos otras 115 especies -vaca, gallo, escorpa, corvina, marrajo, pajel, denton, congrio o negret- que también se pescan en las costas valencianas, que son comercializables y que en su mayoría son desconocidas por los consumidores y la hostelería, según explica a este diario el director general de Agricultura de la Generalitat, Roger Llanes, quien añade que la administración autonómica está promoviendo el consumo de pescado de lonja para quitar presión sobre las especies más compradas y para que no se pierda la cultura gastronómica que va aparejada a estos peces.

Llanes explica que esta sobreabundancia es una característica de la pesca mediterránea que la diferencia de la del Atlántico. Y es que en el litoral valenciano es común una captura multiespecífica. Las técnicas que se utilizan son el cerco, el arrastre y el arte menor, que permiten «coger siempre una diversidad de especies aunque el objetivo prioritario de los pescadores sea una o dos». En el Cantábrico, por contra, las capturas van especialmente dirigidas a un tipo determinado de pescado. Según Llanes, en la costa mediterránea, además, «hay mayor diversidad de especies que sean pescables y consumibles». Otro factor diferencial es que la actividad en el litoral valenciano es de bajura, o sea que se realiza en las proximidades de la costa. Solo existe una docena de embarcaciones, en su mayoría radicadas en Santa Pola, que se desplazan al norte de África en busca de camarones. Un porcentaje mínimo si tenemos en cuenta que la flota autonómica, que empleó en 2019 a 3.000 personas y comercializó 30 millones de kilos con un valor de 112 millones de euros, está integrada por 565 barcos. La pesca de bajura implica que el desplazamiento solo incluye como máximo una noche en el mar, lo que da lugar a un producto de proximidad y fresco. Con estos mimbres, la Generalitat está promoviendo el pescado de Lonja, «que tiene su propio distintivo y, junto a Turisme, estamos integrándolo en la marca gastronómica L'Exquisit Mediterrani para dar a conocer su excelencia». Además, se trata de un producto que, por su baja demanda, «muchas veces es más barato y, si lo colocamos en el mercado, se encarecerá y beneficiará al pescador».

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