Cuando entras en cierta franja de edad, comenzar a pensar en el final es un trance inevitable. Los más cuidadosos, incluso, preparan el día después de cuando ya no estarán, una consideración con los suyos para aligerar el trance post mortem. De esa pulsión se alimenta la industria del seguro de decesos, al que la valenciana Judith Giner (Muro d´Alcoi), le ha dado una vuelta. Su empresa, Mi legado digital, ha desarrollado lo que se conoce como «testamento inteligente», y que abarca la gestión de los activos digitales de una persona al fallecer (imágenes, reputación on line, derecho al olvido sobre parte de la trayectoria vital, contraseñas y cuentas en redes), así como el testamento ordinario, las últimas voluntades respecto a los postreros momentos de la vida, o el legado genético. Entre sus servicios se incluyen la publicación de un último post en redes, el envío de un mensaje póstumo o la transmisión de una herencia digital. También aparece la custodia segura de la herencia de criptomonedas. Formada en empresa e informática pero curtida una década en el sector vendiendo seguros puerta a puerta, escuchando historias y preocupaciones de gente común, y también con el chip de acercarse a nuevos públicos más jóvenes, Giner empezó a desarrollar esta idea hace una década. Mi legado digital, que ha entrado en la última convocatoria de Lanzadera, arrancó en 2014, y está comenzando a consolidarse. En este momento varias aseguradoras del grupo Catalana Occidente ofrecen su producto, y durante esta crisis sanitaria global que lo ha cambiado todo ha firmado otros cuatro contratos, aún confidenciales.