El Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) ha conseguido transformar desechos plásticos recogidos en el mar en combustible para los barcos a través de un proceso de descomposición química. El trabajo, que todavía se encuentra en la fase experimental, forma parte del proyecto Repescaplas, que busca obtener productos de alto valor añadido de las basuras marinas gracias al reciclado químico. Fuentes de Aimplas destacan que el logro supone el cierre de la economía circular al recuperar desechos marinos y transformarlos en algo útil para la industria pesquera. «La investigación ha demostrado que una vez que no se puede sacar más producto plástico del reciclado mecánico es posible obtener combustible diésel», subrayan las mismas fuentes.

Los responsables del proyecto Repescaplas explican que han recuperado 4.218 kilos de basuras marinas gracias a la implicación de las asociaciones y cofradías de pescadores de los puertos de Marín y Vigo en Galicia, la Restinga en la isla de El Hierro y Gandia. La mayor parte de los residuos eran plásticos que fueron remitidos a los investigadores del laboratorio valenciano de Aimplas. Las muestras eran sobre todo tereftalato de polietileno (PET) y polietileno de baja densidad. Los investigadores sometieron las muestras a un proceso de pirólisis del plástico, que es un procedimiento de destilación que permite transformar residuos plásticos en carburante. Los residuos son calentados a más de 400 grados centígrados en un primer depósito donde se transforman en gas. Según las temperaturas de condensación (refrigeración), se obtiene diferentes tipos de carburantes: entre 390 y 170 grados centígrados, el gas condensado produce gasóleo (diésel); entre 210 y 20 grados centígrados, el gas condensado genera gasolina; y por debajo de los 20 grados centígrados queda gas residual incondensable que puede servir para alimentar el calor del procedimiento. El combustible lo pueden utilizar las propias embarcaciones de pescadores, lo que completa el círculo.