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El impacto de la pandemia en las empresas

Empresarios y directivos del negocio textil, agroalimentario y hotelero de la Comunitat Valenciana hacen balance del primer año de la pandemia, analizan la influencia sobre sus empresas y describen los cambios que preparan para afrontar el futuro

Rocío Cibrán, Rafael Juan y Càndid Penalba, en la sede de la CEV, el pasado miércoles. | Fotos: Germán Caballero

En el primer aniversario del decreto del estado de alarma en España por la pandemia de coronavirus aún son visibles las cicatrices en las empresas valencianas. Todo parece indicar que la magnitud de la recesión y el frenazo de la recuperación harán que la crisis sea larga y tenga efectos duraderos en algunos sectores, aunque será diferente en cada actividad económica. Es hora de hacer balance del fatídico año 2020 y tres dirigentes empresariales reunidos por Levante-EMV explican cómo ha impacto la covid-19 en sus respectivos negocios. Se trata de la directora general de The Westin Valencia, Rocío Cibrán; el consejero delegado de Vicky Foods, Rafael Juan; así como el propietario de Cotoblau y expresidente de la patronal textil Ateval, Càndid Penalba.

Desde la sede de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), los directivos hablan de «angustias, temores y preocupaciones» sufridas durante esos primeros tiempos de duro confinamiento. Reconocen la utilidad de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por causas de «fuerza mayor» que autorizó el Gobierno central. Y proclaman el comienzo de una «nueva cultura de gestión empresarial» apoyada en el teletrabajo, la flexibilidad laboral y las reuniones telemáticas.

Càndid Penalba y Rafael Juan coinciden al reconocer las incertidumbres iniciales del 14-M aunque también definen un «cambio repentino» de la actividad fabril tras las primeras jornadas del citado estado de alarma. Es lo que sintieron los máximos responsables ejecutivos de la agroalimentaria Vicky Foods (elaboradora de pan y bollería, propietaria de la marca Dulcesol) y de Cotoblau, fabricante de productos textiles para el hogar.

Tomar iniciativas

Cuenta Càndid Penalba -se acuerda perfectamente del 14 de marzo porque es su día de cumpleaños- que el «pánico inicial duró pocos días» en la industria de la Vall d’Albaida. Los 180 trabajadores afectados por ERTE de una plantilla global de 250 personas de Cotoblau se reincorporaron tres semanas después a su actividad porque «tomó la iniciativa de confeccionar material sanitario, sobre todo mascarillas y batas, debido a la gran demanda que tenían los hospitales de toda España». Cinco empresas aunaron estrategias para empezar en fase embrionaria lo que con el tiempo dio origen al Cluster Textil Sanitario de Ontinyent, cuyo objetivo es apoyar a las empresas locales. Han reorientado su actividad hacia la producción de textiles sanitarios o maquinaria para estas industrias.

«El sector textil-hogar se convirtió en esencial y evitamos tener tanta dependencia de las importaciones de Asia de material sanitario, por las que se pagaban precios astronómicos», recuerda Penalba. «Es la primera vez que de una crisis salimos beneficiados. El confinamiento disparó las ventas de sábanas, fundas nórdicas, ropa de cama, colchas, cortinas, edredones… Con todo, -aclara este proveedor de Ikea- no pueden decir lo mismo las empresas de confección de prendas de ropa porque sus ventas se han hundido por los cierres y restricciones de tiendas y centros comerciales».

En Vicky Foods no hubo ERTE. No hacía falta. El efecto pánico provocó colas en los supermercados y esta firma no daba abasto en la producción de elementos básicos como el pan y algunos artículos de bollería. Aquello no era normal. «Había turnos especiales porque la demanda era brutal, incluso del exterior; de Francia, Portugal o Reino Unido, donde se dispararon las exportaciones. Los camiones-cuba de harina entraban y salían de nuestras fábricas sin parar», explica Rafael Juan. El máximo ejecutivo de la compañía acudió a la fábrica de lunes a domingo durante los meses de marzo y abril de 2020. Gracias a su oficina comercial de China pudo incluso conseguir las primeras mascarillas para su personal.

Para garantizar esos protocolos sanitarios y de seguridad laboral, Vicky Foods, a propuesta una empleada, se puso a fabricar mascarillas porque no había suficientes en el mercado. «Medio millar de personas, de una plantilla de 2.500 trabajadores, se pusieron a coser mascarillas. En dos semanas elaboramos 200.000 unidades», recuerda Rafael Juan. Asegura que la mercantil fue capaz de «garantizar la seguridad en los procesos fabriles, dio flexibilidad al personal administrativo y comercial y garantizó el suministro de productos a todos sus clientes. No se rompió la cadena de stocks en ningún momento, cosa que no pueden decir otros países de nuestro entorno», destaca.

Sin embargo, en un gran hotel urbano, como es el caso de The Westin València, el panorama fue distinto al de las empresas textiles y alimentarias. «Aunque se cerró el establecimiento al público, nos quedamos un retén de guardia para atender llamadas, gestionar asuntos y tareas de mantenimiento. Durante seis meses -explica Rocío Cibrán- trabajamos solo tres o cuatro personas. Se trataba de apaciguar ánimos y decidimos reabrir en septiembre. Mantenernos abiertos con los mínimos gastos implicaba perder menos que si estábamos cerrados», apunta la directora del complejo hotelero.

El impacto de la pandemia en las empresas

Seguridad sanitaria

Rocío Cibrán-también lo reconocen Càndid Penalba y Rafael Juan- sostiene que la empresa ha aprendido a reforzar y tener como prioridad la seguridad sanitaria de empleados y clientes. Y tiene que mantenerse la actividad a pesar de las restricciones a la movilidad. «Hemos tenido que ser flexibles, reorientar espacios y cambiar modelos de negocio para acoger eventos que antes se organizaban para 300 personas. Ahora son para veinte o treinta», explica la directora de The Westin València. Este establecimiento de referencia en el ámbito hotelero de lujo sí ha tenido que acudir al ERTE para parte de su plantilla. Y ha tenido que cerrar, temporalmente, su área de spa-wellness. Así lo obligaban las normas. La segunda y tercera ola de la pandemia, con las restricciones a la movilidad en toda Europa, dejó bajo mínimo a los hoteles.

Cambios en las empresas

¿Qué hacer? Los tres ejecutivos explican que el coronavirus ha introducido cambios y fomentado el uso de nuevas herramientas de trabajo. Se refieren al fomento del teletrabajo, la mayor flexibilidad laboral y un mayor avance del proceso de la transformación digital de sus respectivas compañías. En ese sentido, Penalba apunta que esta crisis enseña a «trabajar y preocuparse por la salud laboral, cuidar la higiene, diversificar actividad, fomentar la solidaridad y consolidar una palabra muy de moda: resiliencia. Nos hemos dado cuenta -añade- de que el textil no es una actividad anticuada porque es capaz de adaptarse a nuevas circunstancias».

«Teletrabajo, flexibilidad laboral, digitalización y mejora de la productividad». Eso es lo que ha aprendido la directora general de The Westin València. La responsable del centro hotelero destaca además la colaboración de toda la plantilla de su empresa, cuyas edades media se sitúan en torno a los cuarenta años, para afrontar una situación tan compleja. «Ya vemos la luz al final del túnel», agrega.

«Hemos sido solidarios y nos hemos reinventado», indica por su parte el consejero delegado de Vicky Foods. En su opinión, «el teletrabajo ha venido para quedarse y se está digitalizando todo lo que se puede digitalizar en el ámbito de la empresa». En ese sentido, confirma que la compañía, con fábricas de producción en Gandia y Villalonga, incluso en Argelia, con una amplia red de distribuidores en España y países europeos, «ha mejorado la eficiencia de sus reuniones con equipos comerciales y de distribución gracias a los encuentros telemáticos vía zoom u otras plataformas».

Desde otro punto de vista, el dirigente de la firma agroalimentaria comenta que la pandemia de covid-19 ha enseñado que «los envases de los alimentos son muy importantes para garantizar la seguridad, control e higiene de los productos. El plástico protege de los virus y ahora se trata de sustituirlos por envases biodegradables», aclara. Y apunta otros cambios en el mundo de la empresa, como el crecimiento exponencial de l comercio electrónico, la mejora de los proceso de formación ‘online’ de los trabajadores, así como el crecimiento del consumo de productos saludables y listos para comer. «Las empresas alimentarias debemos tener en cuenta los nuevos hábitos de alimentación», destaca Rafael Juan.

Las perspectivas

«Volverán los viajes de trabajo para negociar con clientes y proveedores», apuntala Càndid Penalba recién llegado de un viaje a Madrid y Sevilla en su propio automóvil. Y confía en el repunte de las ventas a través del e-commerce.

De viajes profesionales y turísticos sabe mucho Rocío Cibrán y por eso insiste en que «los viajes profesionales volverán porque el ser humano es social, necesita hablar y verse físicamente para cerrar tratos. Nosotros -agrega- dependemos bastante de los clientes extranjeros y confiamos en que a partir de ahora se recuperarán la visitas». Ahora bien, advierte de que «España es destino preferente y por eso la marca debe venderse bien y sentirse como plaza segura para garantizar que los extranjeros siguen confiando en esta plaza como destino profesional o vacacional». Añade que a partir de ahora los viajes «se planificarán más y mejor. Seguro que los extranjeros quieren seguir viendo luz y sol», concluye.

Respecto al futuro para las industrias, Càndid Penalba y Rafael Juan advierten de un riesgo: el incremento del precio de las materias primas. El dueño de Cotoblau resalta el encarecimiento de los costes del transporte marítimo de las mercancías procedentes de China debido a la saturación de sus puertos y a restricciones de las navieras en sus rutas transoceánicas.

El empresario textil propone aprovechar bien las ayudas de la Unión Europea para las empresas. «Tenemos que ser capaces de presentar planes atractivos y que el Gobierno central y la Generalitat tomen cartas en el asunto para apoyar planes de inversión que generen riqueza y empleo», afirma Cándid Penalba.

Según Rafael Juan, los tres ejes de futuro que deben guiar a las empresas son la «internacionalización, innovación y sostenibilidad». Añade que la crisis ha sido muy diferente a la de 2008. De esta p»ueden salir adelante muchas pymes que lo están pasando mal. No tengo dudas», concluye el empresario agroalimentario.

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