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El hidrógeno verde se sube al autobús

Un modelo de autobús que usa hidrógeno. | ‘activos’

El denominado hidrógeno verde se ha convertido en una de las grandes esperanzas en el proceso de descarbonización de la economía, ya que promete solucionar uno de los mayores retos de las energías renovables: la necesidad de buscar un sistema de almacenaje para la electricidad producida. La idea de partida es bastante simple: con la energía producida por una planta solar u otra fuente renovable, se descompone el agua mediante un proceso de hidrólisis en sus dos elementos básicos, el oxígeno y el hidrógeno, que pueden almacenarse a distintas presiones. Más adelante, cuando se requiere esta energía, se realiza el proceso inverso mediante una pila de combustible, que vuelve a combinar el hidrógeno y el oxígeno, generando electricidad.

La gran pega sigue siendo el coste, que todavía resulta demasiado elevado para ser competitivo por sí solo. Sin embargo, la llegada de los fondos europeos para la recuperación tras la crisis del covid ha abierto una nueva oportunidad para el desarrollo de esta tecnología, ya que las importantes subvenciones previstas permitirían compensar este desfase de rentabilidad.

Las grandes energéticas, como Iberdrola o Naturgy, ya han anunciado sus propios proyectos para la producción de hidrógeno verde al calor de estas ayudas, pero el empuje del plan Next Generation EU también ha propiciado la aparición de iniciativas en nichos como el de la movilidad, donde destaca la que plantean la alicantina Vectalia y el operador de renovables FRV, propiedad del grupo saudí ALJ. El primero que se plantea la utilización a gran escala de este combustible para el transporte público.

Como señalan sus responsables, la movilidad es uno de los sectores más atractivos para el uso de este combustible limpio porque la reducción de costes de producción que necesita para ser rentable es menor que en otros usos industriales. El problema es que no existe mercado, es decir, que no hay una flota en circulación que pueda absorber un volumen de producción significativo de este gas. De hecho, según datos de la DGT, en toda España apenas constan 98 vehículos matriculados que usen hidrógeno, a los que, eso sí, el próximo año se sumarán los ocho autobuses que ha encargado TMB, la empresa que gestiona el transporte público del área metropolitana de Barcelona.

La virtud del proyecto con el que FRV y Vectalia aspiran a captar fondos europeos –para lo que ya han presentado la correspondiente manifestación de interés ante los ministerios para la Transición Ecológica, Industria y el de Ciencia e Innovación-, está precisamente en aunar la producción y la demanda. Así, la iniciativa contempla la construcción de una planta de hidrólisis de 10 megavatios, que se abastecería de una planta solar aledaña, y de una hidrogenera, es decir, una estación de repostaje situada en la ciudad de Alicante. Unas instalaciones en las que repostarían alrededor de 80 de los autobuses de la compañía, que tiene la concesión de varios municipios de la zona y de numerosas líneas interurbanas, así como en otras comunidades autónomas, como Extremadura o Baleares, e incluso en países como Marruecos y Francia.

Como explica el director de Innovación y Proyectos de Vectalia, Rubén Darío Urrestarazu, la intención de la firma sería destinar estos autobuses a los trayectos interurbanos, ya que es ahí donde el hidrógeno puede batir a los vehículos eléctricos de batería, por su mayor autonomía –hasta 400 kilómetros- y su mayor rapidez de repostaje.

Los impulsores calculan que la inversión necesaria para poner en marcha el proyecto será de unos 50 millones de euros –una gran parte sería para los autobuses, que más que triplican el precio habitual de los vehículos diésel tradicionales- pero la cifra puede variar mucho cuando llegue el momento definitivo, si finalmente logra la financiación europea. Vectalia y FRV tienen muy claro que cuanto mayor sea el volumen de demanda que se logre más barato resultará la producción del hidrógeno. Así, como insiste Urrestarazu, el objetivo es que la futura hidrogenera no sirva únicamente a la flota de la propia Vectalia, sino que las instalaciones estén abiertas también para otros operadores de autobuses, compañías de transporte o, incluso, navieras. Así, por ejemplo, entre las firmas que han mostrado su apoyo a la iniciativa está el grupo Boluda o la naviera Baleària, además de otras instituciones como el Puerto de Alicante, el Ayuntamiento de la ciudad, los rectores de la Universidad de Alicante y de la Universidad Miguel Hernández de Elche, o la Generalitat Valenciana. Un interés que ahora falta que se traduzca en inversión.

Del mismo modo, desde la concesionaria de transporte señalan que la clave de la viabilidad de esta nueva tecnología está en que las administraciones exijan flotas verdes en sus próximas licitaciones.

Si se tienen en cuenta los consumos habituales, el uso del hidrógeno en estos 80 autobuses iniciales evitaría la emisión a la atmósfera de más de 75 toneladas de CO2. Pero, además, el proyecto también apuesta por la economía circular y, por ejemplo, el oxígeno producido durante el proceso de hidrólisis se usaría para generar ozono, que más tarde serviría para higienizar los autobuses.

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