El mercado de la reforma se mueve. La llegada de los fondos europeos abre un enorme negocio en la rehabilitación para la mejora de la eficiencia energética de las viviendas. Y la cooperativa de productos de construcción y bricolaje para profesionales y particulares BigMat ha ganado impulso en la lucha por ganar cuota de mercado, tras cerrar en junio la compra de La Plataforma de la Construcción, con la que incorpora las 12 tiendas de esta firma en España, seis en Madrid y otras tantas en Barcelona.
La adquisición de la empresa especializada en productos para la construcción, propiedad hasta el mes pasado de la francesa Saint-Gobain, refuerza la presencia de la compañía en ambas provincias y le abre la puerta de las dos ciudades para ampliar su extensa red de establecimientos. En total, el grupo BigMat Iberia, que abarca España y Portugal, cuenta con 700 puntos de venta en la península y las islas.
La cooperativa no ha informado del montante de la operación, cerrada con financiación aportada por los socios, pero calcula que acelerará su ritmo de crecimiento el equivalente a tres años de su plan estratégico, impulsando sus ingresos desde los 1.000 hasta los 1.100 millones de euros y elevando su cuota de mercado hasta el 12,4%.
Estrategia de crecimiento
BigMat nació en España en 1997, siguiendo un modelo creado en Francia, como central de compras de un grupo reducido de almacenistas, y en las últimas dos décadas ha crecido hasta convertirse en el líder de capital español del sector. Hoy engloba a más de 500 operadores, entre los socios de la cooperativa BigMat y sus filiales: las centrales de compras Divendi y MasObra, la sociedad de puertas y ventanas Bigwin, la división de servicios para los socios BigLog y el marketplace de propuestas de reforma Yo Reformo.
La reciente adquisición de La Plataforma de la Construcción responde a la estrategia que se ha planteado BigMat «a medio y largo plazo» para ensanchar su espacio, según destacó en la nota con la que informó de la compra. Pero la cooperativa también quiere aprovechar el know-how de la firma de origen francés para ayudar a sus socios a mejorar, como apunta Jesús Prieto, director general de BigMat Iberia. La idea integra la otra vertiente de su plan de crecimiento, un proceso interno que persigue la mejora de la gestión de sus socios, su profesionalización e, incluso, movimientos de concentración.
«Buscamos fusiones entre los socios para que dispongan de un equipo directivo y una forma de gestionar muchísimo más evolucionada», explica Prieto. «Esa es la manera de conseguir que puedan competir contra los grandes del sector», valora.
«Un gran grupo español»
Con su «filosofía cooperativista», la firma quiere afianzar su apuesta por consolidarse como «un gran grupo español» que abarque una cuota de mercado «más que razonable». En este sentido, BigMat trabaja desde su central para optimizar el modelo de negocio de los asociados. Con su labor de consultoría y análisis, «como una empresa vertical», propone mejoras a los diferentes establecimientos e imparte cursos especializados en atención al cliente, búsqueda de negocio o gestión.
BigMat surgió como central de compras de un grupo reducido de almacenistas. Pero la idea, como subraya Prieto, va más allá de las centrales de compras a proveedores. «Una central de compras también es una central de ventas, lo que hay que hacer es ayudar al socio a vender», resalta.
«Muy cerca del cliente»
Y en la estrategia de ventas juega un papel clave la «capilaridad» de BigMat con su red de tiendas. «La ventaja que tenemos radica en nuestros establecimientos, contamos con locales profesionales y estamos muy cerca del cliente, en muchos casos a distancias de 20 ó 30 kilómetros», se enorgullece Prieto. Esa implantación, sin embargo, no ha retraído a BigMat de lanzarse a la venta online, que puso en marcha el pasado año en plena pandemia del coronavirus. Con la vista en el futuro más próximo, la compañía espera que los fondos europeos puedan servir de ayuda en un sector que será clave si las administraciones apuestan por iniciativas como la rehabilitación para la mejora de la eficiencia energética. Pero Prieto se muestra cauto: «El objetivo debe ser que el consumidor final se beneficie, pero tenemos que esperar, no hay nada concreto».
