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Accidentes: Una lacra que asuela al campo valenciano

Andalucía, Comunitat Valenciana y murcia acaparan casi el 60 % de la siniestralidad en la agricultura, un sector muy proclive a estos daños físicos por la dureza del trabajo y el uso de maquinaria

Accidente que provocó que un tractor volcase en Valencia. emv J. B./J. C.

El agrario es uno de los sectores que registra la mayor tasa de accidentes graves en España, de forma destacada y en comparación con otras actividades. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en el que se identifican los motivos de esta elevada siniestralidad en labores como la agricultura y la ganadería y en el que se pone de relieve que la Comunitat Valenciana ocupa posiciones de liderazgo en esta luctuosa estadística.

En el trabajo, publicado en la revista científica ‘Safety Science’, se han analizado más de 150.000 accidentes de diferente índole y gravedad ocurridos entre los años 2013 y 2018 en España. «El sector primario produce una alta tasa de accidentes graves en comparación con todos los demás sectores», apuntan los profesores e investigadores de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Natàlia Cugueró y Xavier Baraza.

Es más, según estos expertos, actividades como la agricultura apenas han sido objeto de investigaciones vinculadas a los accidentes ocurridos en el trabajo a pesar de ser el tercer sector con más siniestros, después de la industria química y la construcción. «El sector primario está infraestudiado, aun siendo fuente de numerosos accidentes. Por lo tanto, las ratios persisten a lo largo del tiempo, porque los dos primeros han incorporado numerosas medidas de seguridad y en el caso de la agricultura no se han incorporado las mismas exigencias», explica Cugueró.

Entre las causas de esta elevadísima siniestralidad laboral en la agricultura, los investigadores han identificado varias, muchas de ellas relacionadas con los riesgos propios de su actividad, como el uso de maquinaria y la dureza física, pero también con el perfil de empleado y las particularidades de este tipo de trabajos. «Este es un sector con una elevada tasa de personal inmigrante y con un riesgo elevado debido a la propia naturaleza del trabajo. Además, en las últimas décadas, actividades como la agricultura se han caracterizado por tener condiciones laborales muy precarias», explican los autores. Así, a medida que un sector es más precario, las personas que trabajan en él «tienen menos probabilidades de organizarse, reclamar sus derechos y estudiar las causas específicas de los accidentes, una cuestión de justicia social», apunta el personal investigador.

Autonomías

Andalucía, Comunitat Valenciana y Murcia registran el 58 % de los accidentes agrícolas. De ese porcentaje, 37 puntos corresponden a la primera, 13, a la segunda, y 9, a la tercera. Se trata de unos territorios caracterizados por el desarrollo de una agricultura más intensiva y que suele disponer de una mano de obra con presencia de personal inmigrante. Por el contrario, se producen menos siniestros, pero más graves, en regiones como Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura, unas áreas en las que el uso de maquinaria es mayor para las labores agrarias, según el estudio. 

En la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) aseguran que la siniestralidad en el campo valenciano, sobre todo los accidentes por aplastamiento en el vuelco de tractor, «se están convirtiendo en una lacra y el problema no para de crecer. Gran parte de nuestra agricultura está contra las cuerdas y la siniestralidad es una de las consecuencias». La organización que preside Cristóbal Aguado destaca entre las causas de esa alta accidentalidad «el envejecimiento de la población rural (con una edad media superior a los 60 años) debido a la falta de rentabilidad y, por tanto, de relevo generacional al frente de las explotaciones agrarias, así como la antigüedad de la maquinaria agrícola porque la adquisición de nuevos equipos más seguros requiere una inversión difícil de asumir».

Carles Peris, secretario general de la Unió de Llauradors, incide en la misma línea: «El parque en la Comunitat Valenciana se encuentra envejecido y si no hay más renovación es porque los agricultores están endeudados hasta las cejas. Muchos tractores usados pueden tener entre 20 y 25 años de vida, incluso muchos de ellos carecen de los dispositivos de seguridad y sistemas antivuelco que los fabricantes incorporan desde hace ya bastantes años. Las ayudas para renovar la maquinaria agrícola son insuficientes y complicadas». La Unió aboga por la formación en el manejo de tractores y por más medidas de seguridad, pero recuerda que «el problema es que la mayor parte de las muertes son de jubilados. ¿Cómo haces formación para una persona de 70 u 80 años?».

Por último, los autores del estudio señalan que en un alto porcentaje de accidentes existe una sobreestimación de las capacidades propias de cada trabajador y una escasa percepción del peligro. «Como consecuencia de ello, algunos trabajadores subestiman los peligros involucrados y asumen más riesgos, lo que lleva a más accidentes graves, por lo que es necesario incrementar otras formas de concienciar a los trabajadores de los peligros», recalcan.

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