Hemos vivido intensas semanas. Siempre ha sido una reclamación de justicia pero nunca antes habíamos defendido con tanta eficacia el principio de reciprocidad. Nunca antes, por otro lado, nuestro Gobierno había aterrizado en Bruselas con la lección tan bien aprendida. Acudió convencido y convenció a muchos Estados miembros. No sé si los suficientes. La primera fecha señalada, la visita a Valencia el 12 de noviembre del ministro de Agricultura, Luis Planas, acabó con buen sabor de boca. La sintonía con el sector citrícola fue casi plena. Planas tomó nota e hizo suyas muchas de nuestras reivindicaciones, dio muestras de actuar de manera coordinada con la consellera del ramo, Mireia Mollà, que también participó del encuentro, y tuvo palabras de reconocimiento al trabajo de Intercitrus. El jueves 18 y viernes 19 se celebró otro encuentro del Comité Fitosanitario Permanente en Bruselas (SCOPAFF) y, como en la anterior cita de este foro en materia de sanidad vegetal (el celebrado el 21 y 22 de octubre), en el orden del día figuraban dos debates clave: la revisión de las exigencias de importación de los cítricos de Sudáfrica para impedir la llegada de la Thaumatotibia leucotreta (Falsa polilla, FCM) así como las relativas –no sólo para este país- a la Phyllosticta citricarpa (Mancha negra, CBS). Y como avanzó el ministro en Valencia, el representante de España supo defender con solvencia la necesidad de obligar al país austral a aplicar un cold treatment en tránsito. Habrá otra en diciembre y entre los temas a debatir, volverán a aparecer estos dos. Tras una primera reunión preparatoria el lunes con la eurodiputada Inmaculada Rodríguez Piñero –a quien cabría agradecer también su implicación- el miércoles, encabezados por el jefe del Consell, Ximo Puig y por la consellera Moià, mantuvimos un encuentro con la directora general de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Sandra Gallina. Escuchó nuestros argumentos, pero no ocultó los que el eficaz lobby sudafricano ha sabido impregnar en instancias comunitarias. También vino a recordar cómo actúa ‘el rodillo de la geopolítica’. Se impone buscar alianzas con otros Estados miembros para evitar la grave amenaza que estas dos plagas suponen para la agricultura española y europea. Razones no nos faltan: de enero a octubre, Sudáfrica acapara más de un tercio de las interceptaciones por plagas registradas en el global de importaciones citrícolas comunitarias (61 de 172) y lo que es peor, de ellas 41 eran por CBS y otras 18 por FCM. Las cifras son contundentes pero en la UE pocas cosas lo son.
