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Botellas fabricadas con aguas residuales

Ainia logra envases a partir de restos de zumos. Los bioplásticos se puede usar en las industrias alimentaria, cosmética, farmacéutica, del automóvil o informática

Ana Valera, del Departamento de Tecnologías de Microencapsulación de Ainia. ED

Obtener nuevos envases biosostenibles para la industria alimentaria (sobre todo de bebidas) es un asunto prioritario en el mundo de las empresas dada la necesidad de adaptarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030, cuando el 100% de los recipientes deberán ser reciclables, compostables o reutilizables. Así lo manda la Comisión Europea. En eso anda el instituto tecnológico agroalimentario Ainia, que coordina el proyecto de ámbito internacional ‘PHBOTTLE’ y acaba de presentar en Bruselas. Los resultados de dicha investigación, pionera en el ámbito de la economía circular, son esperanzadores. En la UE los envases generan al año más de 67 millones de toneladas de residuos que suponen cerca de un tercio del total de residuos sólidos municipales. Hay que reducirlos como sea y el Ainia ha conseguido envases producidos a partir de azúcares y otros residuos ricos en carbono, nitrógeno y oxígeno existentes en aguas residuales de las propias industrias de zumos. Esos bioplásticos pueden usarse en otros sectores como los de cosmética, oftalmología, calzado, componentes informáticos, farmacia o automoción, entre otros.

Se trata de una botella elaborada con polihidroxibutirato (PHB), un polímero producido mediante bioproducción (fermentación microbiana) en la que determinadas bacterias transforman los azúcares de las aguas residuales y sintetizan en su interior este tipo de bioplástico, explica Ana Valera, del departamento de Tecnologías de Microencapsulación de Ainia. Durante los procesos fermentativos realizados con las aguas residuales de la industria de zumo se ha conseguido transformar hasta el 30% de los azúcares contenidos en estos residuos en ‘PHB’. Para mejorar la resistencia y otras características mecánicas del material se han utilizado otros residuos . Concretamente, la paja de arroz para la obtención de microfibras de celulosa con las que mejorar la rigidez del envase. Los ensayos han demostrado que, en las condiciones analizadas, el 60% de la botella de ‘PHB’ obtenida se degrada en un período de 9 semanas, frente a los cerca de 100 años de media que requiere un envase realizado con plásticos convencionales derivados del petróleo. Del proyecto ‘PHBOTTLE’ también forman parte la Asociación Europea de Zumos de Frutas y las empresas Citresa, Logoplaste Innovation Lab, Logoplaste, Omniform, Sivel Ltd y Mega Empack; así como los centros tecnológicos TNO (Holanda), Aimplas (España) e INTI (Argentina).

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