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Viajar y ahorrar de sofá en sofá

El ‘Couchsurfing’ se reaviva por la crisis y la posibilidad de vivir experiencias auténticas

Viajar y ahorrar de sofá en sofá

En la etapa actual de crisis con los precios disparados, las formas de conocer mundo alternativas cada vez toman un papel más importante. El ‘couchsurfing’ es un ejemplo de ello. Se trata de un proyecto web internacional que abre la posibilidad de dormir (o surfear, como su nombre indica) en un sofá de cualquier lugar del mundo sin ningún coste y con la motivación de intercambiar experiencias con la persona local que hospeda.

Se trata de una filosofía enfocada hacia personas flexibles y adaptativas, abiertas a conocer gente, aunque está al alcance de cualquiera. «El perfil del viajero es gente joven, mochileros capaces de renunciar a condiciones más cómodas de viajar para ver la autenticidad de los destinos», cuenta Pablo Díaz, experto en turismo de los estudios de economía y empresa de la UOC.

El usuario deberá registrarse y completar dos perfiles, uno propio y otro sobre el hogar. Como anfitriones, se puede decidir si añadir aspectos como dónde se dormirá -desde una cama hinchable hasta una habitación privada-, las normas de la casa, imágenes del alojamiento o actividades para hacer con el huésped. «Muchos buscan a alguien afín para tener algo que compartir», explica Ana Mañas, embajadora en España de la app.

Abrir perspectivas

Jose Carlos Guillén decidió hacer un viaje a París en 2014 y probar suerte con el ‘couchsurfing’. Envió varias solicitudes y se alojó hasta en cuatro casas diferentes. «Quería ahorrar», explica. El ‘couchsurfer’, de 30 años, después de visitar unos 25 países gracias a la aplicación, valora todo lo que le ha aportado: «Se puede conectar con personas de tantas culturas que se abren perspectivas de vida con un nivel de riqueza del que cuesta alejarse». En un viaje a Polonia, cuenta que creó su recorrido en base a las personas que quería conocer en vez de en los lugares que quería visitar. Para él es más importante encontrar a gente extraordinaria que un buen alojamiento.

Y esa es la filosofía que destaca Mañas del ‘couchsurfing’. Ella empezó a alojar foráneos en su casa también en 2014 y ya ha acogido a trotamundos de 100 países diferentes. Para la embajadora, los huéspedes aportan «conocer las formas de vivir en otros países e incluso cómo descubrir la propia ciudad». El anfitrión tiene la libertad de decidir qué ofrece en cada momento, así como el viajero. Por ejemplo, es típico que el visitante le cocine algo de su país a la persona que le acoge en su casa, mientras que también es común acudir a eventos locales juntos. «No es un intercambio directo ni existe un compromiso económico, sino que esperas ser alojado cuando viajas y lo suyo es que alojes cuando no lo haces», señala Pablo Díaz.

El presupuesto total del viaje se podría reducir notablemente gracias a esta aplicación, aunque dependerá del destino elegido y de los días de estancia. Si se pone como referencia el gasto que realizan en el alojamiento los turistas que vienen a España, en agosto de 2021 se desembolsaron una media de 1.336 euros por persona, según datos del INE. Con esta aplicación, aquél que viaje a España podría ahorrar, como mínimo, esa cantidad.

La app nacida en 2004, en la que participan más de 18 millones de personas, no es la única que ofrece alojamiento gratuito mediante economía colaborativa, basada en beneficiarse de compartir recursos. También se han puesto en marcha otras como HomeExchange, cuyos usuarios intercambian su casa; o Gamping, en la que propietarios privados ofrecen sus terrenos para acampar.

¿Es seguro?

Es posible que haya personas que desconfíen del altruismo de aquellos que les reciben. En la propia página web existen recomendaciones para estos casos, como estudiar los comentarios y valoraciones, y un listado de cómo evitar las estafas más frecuentes. «Es importante valorar la sensación que te causan las peticiones de alojamiento y, a la hora de viajar, no basarse solo en obtener un alojamiento gratis», según Mañas. «Se trata de confianza mutua», añade Díaz.

Las experiencias negativas no son frecuentes, según Mañas, que no se ha encontrado con ninguna. Además, cuenta que ha cultivado un círculo de amistades a las que les dice «¡Oye que voy!» y puede plantarse en sofás de cualquier parte del mundo.

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