La startup valenciana Bigroom busca expandirse en la Comunitat tras validar con éxito su modelo de negocio que consiste en el alquiler de trasteros domotizados que se reservan a través de la web y que parten de 50 euros al mes. El emprendedor Cristian Quiles se dio cuenta de que hay un gran nicho de negocio en el alquiler de trasteros tras comprar un amigo suyo cinco y que se «los quitaran de las manos» en una semana. Quiles comprobó que podía obtener una rentabilidad alta si alquilaba locales comerciales vacíos, los reconvertía con una pequeña inversión en trasteros y comercializaba y gestionaba los alquileres exclusivamente a través de internet. El fundador de Bigroom abrió el primer local con 34 trasteros de entre 3 y 5 metros en Gandia y los alquiló por entre 50 y 80 euros en poco tiempo. Ahora trabaja en la apertura de su segundo almacén en Alzira y rastrea el mercado inmobiliaria en busca de bajos comerciales a buen precio «para darles una segunda vida».

Cristian Quiles acaba de entrar en Lanzadera (la aceleradora del presidente de Mercadona, Juan Roig) para acometer la expansión que está preparando. «Automatizar todo el proceso de alquiler y apertura de los trasteros se me ocurrió porque quería reducir gastos de personal. Tengo otros negocios como un restaurante que necesita muchos trabajadores y yo quería que los trasteros no me robaran ni un minuto de tiempo. Los clientes alquilan los trasteros por la web con una tarjeta de crédito y reciben una llave digital que permite abrir el trastero a través de una app», explica el fundador de Bigroom.

Una ventaja del modelo de negocio de la startup valenciana radica en que es fácil de escalar y permite controlar el volumen de inversión de manera fácil. Quiles asegura que ha testeado el mercado a través de anuncios y ha comprobado que hay una gran demanda de este tipo de almacenes. «El objetivo es alquilar los locales comerciales vacíos a no ser que encuentre una gran oportunidad de compra. La rentabilidad es muy alta, ronda el 50 % porque los gastos están muy contenidos al no necesitar trabajadores. Una sola persona puede controlar una veintena de almacenes. Si el cliente no paga, se le corta el acceso de manera automática. Es un negocio que funciona solo», sentencia.