El secano valenciano se seca

La falta de lluvias está poniendo seriamente en peligro cultivos básicos de la geografía autonómica como o el viñedo, el almendro o el olivar. Los árboles no dan más de sí

Campos de olivos en Valencia y, a la izquierda, Ricardo Rubio  trabajando junto a uno de sus almendros. |‘activos’

Campos de olivos en Valencia y, a la izquierda, Ricardo Rubio trabajando junto a uno de sus almendros. |‘activos’ / Jordi cuenca

Jordi Cuenca

Jordi Cuenca

Esperanzada a unas lluvias que no llegan o que, cuando lo hacen, caen mal o a destiempo, la agricultura de secano valenciana pide agua a gritos. Se seca. Si el cielo no se abre con generosidad en los próximos meses, la supervivencia de cultivos como el olivar, el almendro o el viñedo está en serio riesgo. Ya no es cuestión de que los precios suban por la falta de oferta, sino de que la producción es rídícula porque los árboles no dan más de sí. Muchos van camino de su extinción. El productor y vicesecretario general de la Unió Llauradora, Luis Javier Navarro, asegura que la sequía «está generando un destrozo» en estos cultivos. La falta de agua «viene de 2022. Además, la reciente Dana regó bien las zonas que no son de secano. En Utiel-Requena, los Serranos o el Vinalopó apenas han caído en el último año 80 litros». Insuficiente.

«Este año, algunos árboles pueden aguantar una parte de la cosecha pero el año que viene puede que no tengan fuerza para hacer la brotación, a no ser que de aquí a abril lluevan de 300 a 350 litros por metro cuadrado. Pese a todo, no sería una gran cosecha porque los árboles y el viñedo están muy mal. Sin agua, muchas plantas pueden morir». Es más, en esa tesitura, hasta un 20 % de hectáreas «van a desaparecer por falta de rentabilidad o por muerte de los árboles».

Ricardo Rubio colgó hace diez años la cámara de televisión cuando la forzosa reconversión de Canal 9 y optó por hacerse cargo de las 20 hectáreas de almendros y las 5 de olivos que su familia tiene en Altura y su experiencia es calcada a la del dirigente de la Unió: «Los primeros años no iba mal, pero desde los últimos cuatro o no ha llovido o lo ha hecho mal. Si cae poca agua, además, la humedad no llega a la raíz del árbol, se queda en la hoja y entonces proliferan hongos». Los números hablan por sí solos. Rubio, que tiene producción ecológica y, por tanto, recibe ayudas de la UE, obtenía de normal unos 7.000 kilos de almendra, aunque en alguna campaña llegó a los 12.000, pero este año se va a quedar en 3.000 «como mucho». La situación es pésima: «Hay poca almendra y la poca que hay es pequeña. Otros años, para hacer un kilo necesitaba entre 100 y 120 almendras. Esta vez, 250».

Luis Javier Navarro constata la hecatombe en este cultivo: Hasta un 25 % de la producción no ha terminado de hacerse. O sea, la almendra es pequeña por lo poco que ha llovido. Y es que este árbol, en el fondo, es generoso, dado que sigue dando frutos, a pesar de que no tengan un tamaño adecuado, y no le importa que, al cabo, le cueste la vida. Justo lo contrario de lo que hace el olivo, que deja de producir para salvarse.

El dirigente de la Unió asegura que en la Comunitat Valenciana hay cerca de 30.000 hectáreas de este cultivo, que, pese a todo, van en aumento y están sustituyendo a viñedos, que «son más difíciles de cosechar, entre otros motivos porque el almendro tiene una recolección que es más fácil de realizar mediante mecanización». Los precios, por si fueran poco, no acompañan. Han bajado cerca de un 50 % respecto al año pasado. El productor no obtiene ganancias por el bajo rendimiento de los árboles y el alza de los costes.

Olivar

El panorama en el olivar valenciano roza la consideración de desértico. No por falta de árboles -en la autonomía había en 2021 poco más de 80.000 hectáreas de secano de este cultivo- sino porque el volumen de aceitunas está a un 10 % o un máximo de un 15 % de lo que es una cosecha normal. Cuenta Navarro que, en este caso, los precios han subido, hasta los seis euros el kilogramo en almazara, pero, «como hay poca aceituna, los ingresos no son suficientes» para compensar la inversión.

El viñedo no es menos que los dos anteriores. La recolección acaba de empezar y la previsión es que haya hasta un 40 % menos de uva que en una cosecha normal. Los precios en la que da lugar al vino blanco «suben un poco aunque no cubrimos costes, mientras que en la uva para vino tinto no hay precio. Hay mucho stock porque tiene menos salida que el blanco entre los consumidores».

Cereales

En los cereales, la «especulación es brutal», entre otros motivos porque no está saliendo grano de Ucrania, por el bloqueo de Rusia, y la producción en España ha mermado de forma considerable como consecuencia de la sequía. En la Comunitat Valenciana, la recolección está a un 10 % de lo que era una cosecha normal «y los precios están bajando».

Visto lo visto, la pregunta es inevitable: ¿Qué se puede hacer, si prosigue la sequía, para evitar el hundimiento del secano valenciano?. Navarro cree que la «única solución es que nos den ayudas directas por la sequía. El olivar y el viñedo no reciben dinero, a diferencia del almendro, que obtiene 55 euros por hectárea». Además, denuncia que autonomías como Cataluña, las dos Castillas o Extremadura han destinado fondos propios para paliar este problema, a diferencia de la Comunitat Valenciana. Sin ese dinero, «habrá mucho abandono de tierras de cultivo en zonas de interior, lo que contribuirá a una mayor despoblación».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents