Cerca de 107 millones de personas contagiadas y una cifra oficial de muertos que supera los 2 millones de personas convierten a la pandemia de la covid-19 en una de las peores catástrofes para la humanidad que se recuerdan. Esta situación ha provocado una emergencia sanitaria sin precedentes, seguida de una crisis económica y social de la que, para muchos países, va a ser difícil recuperarse, tal y como ven día a día los socios locales de Manos Unidas.

Esta situación ha puesto en riesgo décadas de lucha contra las desigualdades y amenaza con aumentar la pobreza en el mundo en un 8 %. De este modo, 500 millones de personas se sumarían a las más de 1.300 millones de personas afectadas por la pobreza multidimensional.

Manos Unidas es una Organización No Gubernamental de Desarrollo cuya misión es la lucha contra el hambre, la miseria, la desigualdad y la exclusión, y, sobre todo, contra las causas que las producen y las estructuras injustas que las mantienen. “Nunca, en los más de sesenta años de historia de Manos Unidas, habíamos recibido tantas solicitudes de ayuda de emergencia desde tantos países”.

En Valencia, la entidad cuenta con 263 voluntarios entre la delegación de Valencia y las 81 comarcales, que trabajan durante todo el año organizando mercadillos, carreras solidarias, conciertos o cenas del hambre, una cena solidaria, seña de identidad de la ONG, que consiste en donar una pequeña cantidad simbólica por el coste de dicha cena. Estas actividades se están organizando ahora de forma virtual debido a la situación sanitaria.

En esta campaña, Manos Unidas Valencia apoya especialmente 7 proyectos centrados en la búsqueda del bien común y la construcción de un mundo más justo: facilitar el acceso a la Educación Primaria en zona rural en la región de Buccama; acceso al agua y seguridad alimentaria para Nhampequene y Nhantseme; formación laboral y en sus derechos para mujeres víctimas de trata y en riesgo; o Atención Primaria Ambulatoria para comunidades rurales en Bazartete.

Un mundo hambriento

Según las Naciones Unidas, más de 700 millones de personas (equivalente al 10 % de la población mundial) vive en situación de extrema pobreza a día de hoy, con menos de 1,90 dólares diarios. Por lo tanto, les resulta prácticamente imposible satisfacer las necesidades más básicas.

La hambruna es uno de los problemas más severos a los que se enfrenta la humanidad desde hace décadas. En la actualidad, 815 millones de personas padecen hambre y se estima que la crisis generada por el coronavirus incremente esta cifra en 130 millones más de personas, según el último informe publicado por la FAO.

Más de 2.000 millones de personas no tienen acceso regular a comida ni agua. Javier Fernández

En 2015, las Naciones Unidas se marcaron como principal objetivo la erradicación del hambre en todas sus formas antes de 2030. Sin embargo, el escenario ha empeorado desde 2014 y el escenario es alarmante, con más de 2.000 millones de personas sin acceso regular a una dieta suficiente. “Los avances siguen siendo lentos e insuficientes para alcanzar las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, confiesan desde la ONG de desarrollo Manos Unidas.

“Sabemos que el sufrimiento de tantas personas no se debe a la escasez de recursos ni a causas naturales, sino a estructuras injustas y relaciones de desigualdad”, afirma Fidele Podga, coordinador del departamento de Estudios de Manos Unidas.

Retos contra el hambre

“La magnitud de esta crisis nos pone a prueba y nos empuja a asumir retos que nos son nuevos pero sí ineludibles -advierte Encarni Escobar-. Es más necesario que nunca acompañar a la población excluida y consolidar su resiliencia y sus medios de vida con el apoyo de nuestros proyectos”.

De este modo, Manos Unidas expone los tres principales retos a los que se enfrenta la humanidad para alcanzar los objetivos marcados por las Naciones Unidas en su Agenda 2030:

- Garantizar el acceso a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes. “A través de formación, infraestructuras y apoyo técnico y financiero, apostamos por los mercados locales, la asociación entre productores y el acceso a la tierra y los medios de producción para que las familias obtengan ingresos más estables y no se vean obligadas a migrar a las ciudades”, explica Escobar.

- Conseguir que las organizaciones locales sean más fuertes y estables. “Promovemos procesos de capacitación y acompañamiento en la defensa de sus derechos, algo que hoy es cada vez más importante, ya que los derechos están aún menos garantizados con la excusa de la pandemia: hay más abuso de poder, violencia e inmunidad”, añade Escobar.

- Transformar nuestros estilos de vida y consumo. “Quizás es el más importante y complejo, para que sean una auténtica vacuna contra el hambre y la pobreza”, confirma Fidele Podga.

129 proyectos de ayuda urgente

Desde el inicio de la pandemia, la ONG Manos Unidas ha tratado de dar respuesta a todos los requerimientos que le han llegado con la mayor rapidez, porque “de esas ayudas dependía, en gran medida, que cientos de miles de personas en grave riesgo pudieran hacer frente a las consecuencias económicas y sociales más inmediatas derivadas de la crisis”.

Manos Unidas ha aprobado 129 proyectos de emergencia en los últimos meses. Marta Carreño

En estos seis meses, Manos Unidas ha aprobado 129 proyectos de emergencia (kits de comida, productos de higiene y material sanitario) por un importe superior a los 3,2 millones de euros. Los beneficiarios de estos paquetes de ayuda han sido más de 1,2 millones de personas de América Latina, Asia y África a las que la pandemia y sus consecuencias económicas abocaron a situaciones desesperadas.

“Dado lo apremiante de la situación, nos hemos visto obligados a adoptar programas y estrategias a corto plazo para orientar nuestras acciones hacia la asistencia humanitaria de carácter urgente – explica Escobar-. Hemos trabajado para reformular 178 proyectos que teníamos ya en marcha, con el fin de adaptar sus actividades y objetivos al nuevo escenario mundial que nos ha tocado vivir, en el que las previsiones de aumento de las cifras del hambre y la pobreza son demoledoras”.

Por último, el pasado miércoles, 10 de febrero, Manos Unidas presentó su nueva campaña “Comparte solidaridad para acabar con el hambre”. Con esta iniciativa, la entidad católica pretende centrar su trabajo durante el próximo año en denunciar las consecuencias de la pandemia sobre las personas más vulnerables y promover la solidaridad entre los seres humanos para combatir las desigualdades.

En su discurso, Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas, se refirió a la vulnerabilidad de todas las sociedades, las ricas y las empobrecidas, ante la llegada del coronavirus. “De poco han servido nuestros muros y fronteras, implacables frente a lo que se consideran amenazas a nuestro bienestar, pero absolutamente permeables a una amenaza microscópica que, de alguna manera parece, aunque no las tengo todas conmigo, nos ha hecho conscientes de nuestra propia vulnerabilidad. Y lo digo, porque, aunque la pandemia señala lo contrario, nuestra aldea global parece hoy más dividida que nunca entre el rico Norte y el Sur empobrecido”, explicó Pardo. 

Para la presidenta de Manos Unidas, es inaceptable que la crisis sanitaria, sin precedentes en el último siglo, a la que nos enfrentamos “esté relegando al olvido a otras crisis y emergencias que matan y causan más estragos que el virus y de las que, nunca nadie parece acordarse: el hambre y la pobreza”. Emergencias que, en su opinión, “derivan de la pandemia más dolorosa y más vergonzante a la que se enfrenta el ser humano: la de la desigualdad”.

Aquellas personas que deseen colaborar con Manos Unidas pueden hacerse socios (96 391 91 29) o realizar donaciones a través de su número de cuenta en Bankia (ES1720386309136000154879) o por bizum (01810).