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Análisis

Los candidatos se cuelan en tu móvil

Los principales partidos pelean por viralizar sus mensajes en Internet, campo de batalla electoral WhatsApp gana peso ante el resto de redes

Los candidatos se cuelan en tu móvil

Consulte su teléfono, es posible que alguno de los candidatos a la presidencia del Gobierno le haya enviado un mensaje. Las redes sociales se han convertido desde hace años en un canal primordial para la comunicación política de los partidos, pero Internet es un universo líquido en el que todo se mueve y nada permanece. Esta volatilidad obliga a las formaciones a mutar sus estrategias, a saltar de una red a otra en busca de maximizar el impacto de su mensaje en un escenario que además se plantea muy polarizado. Pese a que la ciberbatalla política se libra desde hace meses, el inicio de la campaña la pasada medianoche asegura una escalada. Además, estos serán los primeros comicios desde el cambio legislativo sobre protección de datos que da vía libre a los partidos para recopilar datos y opiniones de los ciudadanos o incluso a enviarles un mensaje privado por WhatsApp.

El interés de la política en estar presente en Facebook, Instagram, Twitter, WhatsApp o Telegram encuentra respaldo en el último CIS. Según el barómetro, Internet es la primera opción para informarse sobre política para el 13 % de los españoles, solo por detrás de la reina, la televisión (62,3 %), y por delante de radio y prensa (ambas 7'8 %).

La principal novedad de esta campaña está en WhatsApp, la red social más utilizada en el territorio nacional y también la mejor valorada. Según el Estudio Anual de Redes Sociales de 2018, el 87 % de los españoles están en ella. Y los partidos no quieren renunciar a ese jugoso pastel. No solo por los datos cuantitativos sino por los cualitativos. A diferencia de las redes tradicionales, los servicios de mensajería -aquí se incluye también Telegram- ofrecen un mayor potencial para convertir su contenido en viral gracias a un impacto más directo. Convertir al ciudadano en una herramienta de propaganda es el objetivo. Así lo asegura Sílvia Martínez, directora del máster en Gestión y Estrategia en Redes Sociales de la Universitat Oberta de Catalunya. «El usuario como aliado es una pieza esencial para ampliar el alcance del mensaje», desgrana.

Los cinco partidos mayoritarios tienen ya sus redes de mensajería instantánea echando humo. El PSOE es el único que en lugar de WhatsApp se ayuda de Telegram. PP, Ciudadanos, Podemos y Vox, en cambio, están en la red del icono verde. En cuestión de pocos clicks, añadimos el número del partido a nuestra lista de contactos y listo, el candidato en el bolsillo. Las formaciones, por su parte, crean listas de hasta 256 personas, de forma que pueden filtrar a qué grupos envían cada acción.

Pero ahora Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias y Abascal pueden llegar a su teléfono sin autorización previa. Es el caso de Facebook. Aunque la red de Zuckerberg ha perdido peso, sigue siendo una herramienta vital por la segmentación que permite a los partidos. A través de sus anuncios de pago, estos pueden diseñar nichos a los que dirigirse con la precisión de un cirujano. Da igual que usted no les siga. Si su perfil les interesa, le aparecerán sus promociones. De hecho, incluso en período de precampaña han estado pagando por estas publicaciones, algo que choca con la ley electoral, que prohíbe pedir el voto desde la disolución de las Cortes hasta el inicio de la campaña. Sin embargo, Ciudadanos, PP, PSOE y Podemos han tenido anuncios activos hasta ayer.

Esta aparición de los candidatos en nuestros dispositivos móviles puede llegar ahora también a WhatsApp. A finales de 2018 se aprobó la nueva Ley Orgánica de Protección de Datos, en virtud de la cual estas formaciones adquirieron unas capacidades de las que ninguna empresa goza. Estas ventajas giran en torno a dos ejes: la capacidad de elaborar perfiles ideológicos de los votantes a través de datos obtenidos en redes sociales o páginas web y la disociación de la comunicación política de la comercial.

Con la autorización al uso de herramientas de rastreo online, los partidos pueden extraer información de qué problemas nos inquietan más, a qué partido apoyamos o por qué cambiamos nuestro voto. Martínez recuerda que la Agencia Española de Protección de Datos se vio forzada a publicar una guía para acotar su capacidad de indagación en algunos supuestos.

La segunda clave de la ley es la que abre la puerta a que desde hoy podamos recibir un WhatsApp privado de cualquier aspirante. Al separar la comunicación política de la comercial, las formaciones no requieren de autorización expresa del usuario para enviarle archivos por cauces electrónicos. Pero es poco probable que esto suceda.

Según Martínez, estas acciones son demasiado «invasivas» y atacan la intimidad. Aquí se cierra el círculo y se entiende el interés que tienen los partidos en WhatsApp. No serán ellos directamente, pero intentarán que quien se ha unido voluntariamente a sus grupos haga de prescriptor ante sus agenda y propague su mensaje.

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