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Las derechas alimentan al separatismo

Las fuerzas políticas que abogan por dialogar y pactar con Catalunya han sido premiadas por los votantes

Las derechas alimentan al separatismo Efe/Mariscal

Una de las grandes paradojas de estas elecciones es que, desde mucho antes de la campaña, los partidos de la derecha no han cesado de llamar a la movilización para evitar una supuesta ruptura de España, que devendría de que el PSOE se aliara con los nacionalistas, y el resultado es que han provocado una reacción al alza del independentismo y que las fuerzas que abogan por dialogar y pactar hayan sido premiadas por los votantes.

Los comicios fueron planteados por PP, Ciudadanos y Vox como una especie de plebiscito sobre la pretensión de los socialistas de tender una mano al independentismo más pragmático ahora que, al menos en privado, admite que no hay base social ni apoyo exterior para seguir con la República catalana. Y han utilizado palabras gruesas ?acuérdense del felón de Pablo Casado a Pedro Sánchez- para atacar al PSOE. El miedo a este frente, en especial por la irrupción menos poderosa de lo temido, de la ultraderecha de Vox, ha propiciado una altísima participación en Cataluña y que se movilizaran muchos ciudadanos que no solían votar en unas generales. Todo ello en un contexto sensible por la coincidencia con la celebración del juicio al procés en el Supremo.

ERC, récord

Aunque la antigua Convergència ?ahora camuflada tras el Junts per Catalunya de Carles Puigdemont- ha perdido un escaño y se ha quedado en siete, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha logrado sus mejores resultados y ha ganado seis diputados, hasta 15.

Algo parecido ha sucedido en el País Vasco. El PNV ha mejorado en un escaño su representación, de cinco a seis, y los independentistas de Bildu han doblado su representación, al pasar de 2 a 4. Su líder, Arnaldo Otegui, ya se ha apresurado a crear un frente del independentismo radical en el Congreso de 19 diputados: los suyos y los 15 de ERC.

El panorama de las derechas en ambas autonomías es más que pobre. En Cataluña, el PP es tan testimonial como Vox, ambos con un diputado, y Ciudadanos parece haber entrado en una deriva a la baja tras su triunfo en las autonómicas de 2017. Inés Arrimadas ha logrado los mismos escaños que en las generales de 2016. Estancamiento se dice eso. En el País Vasco, el PP ha perdido a sus dos representantes y Vox y Ciudadanos no han logrado diputados.

Granero

La aritmética parlamentaria indica que el PSOE va a requerir de algún tipo de apoyo en el granero independentista para gobernar. Vistos los antecedentes, no cabe pensar que las derechas vayan a facilitarle el camino. Si en la legislatura de 2004, el PP trató de deslegitmar la victoria socialista acusándole con saña de tener las manos manchadas de sangre por los atentatos yihadistas del 11-M, no cabe pensar que ahora, al alimón con Ciudadanos y Vox, no le acuse día a sí día también de romper España.

Sin embargo, Sánchez, que ha abogado por un diálogo dentro de la Constitución, ha logrado un mandato en ese sentido de una mayoría de españoles. Y de los catalanes, como prueba el resurgir del PSC de Miquel Iceta. Hay que ver ahora cómo lo maneja y cuál es la respuesta de los independentistas a su mejoría. La buena noticia para él es que los soberanistas más irredentos, encuadrados ahora en la antiguamente pactista Convergència, no son necesarios, a diferencia de lo que ha sucedido en los diez meses de Gobierno del PSOE.

En su bando, el gran perdedor es Puigdemont. Al PSOE le basta con el apoyo de ERC. La clave estará en si la formación dirigida por Oriol Junqueras ha decidido en verdad un repliegue para lograr indultos y ensanchar su base soberanista desde la Generalitat y ofrecerá su apoyo a Sánchez sin contrapartidas de difícil cumplimiento.

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