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Elecciones generales 10N

Teruel como metáfora: las regiones toman el Congreso

Diez partidos nacionalistas o regionalistas logran una representación inédita en las Generales - "Si los grandes partidos no corrigen las desigualdades, se vota en clave territorial", dice E. Pascual, de la UOC

Teruel como metáfora: las regiones toman el Congreso

Cuando en unas semanas se constituya la nueva legislatura, el Congreso asistirá a un momento histórico. Nunca en la democracia española se había producido tal grado de fragmentación partidista. Pero tampoco una cantidad similar de representación territorial, con una decena de partidos, ya sean nacionalistas o regionalistas, que convierten la Cámara baja en una suerte de Senado regional de facto, ante la inoperancia de este último como cámara de representación territorial.

Diez partidos de este perfil suman 41 escaños y el 13,2% de los votos con casi 3,2 millones de apoyos. El inflamado conflicto catalán lidera la constelación periférica. Tres partidos: ERC, la antigua Convergència (hoy JxCat-Junts) y la CUP, que se estrena, obtienen una representación nunca vista, con 24 escaños.

El País Vasco también incorpora dos formaciones. El PNV, que mejora sus resultados y logra siete escaños, uno más, como EH Bildu, que crece de 4 a 5 logrando también presencia en Navarra.

Galicia se suma a los territorios con representación nacionalista. El BNG regresa con un diputado. El comportamiento electoral gallego resulta interesante: el dominante PP ha frenado la avalancha de Vox dentro del espectro conservador en todo el país. El partido de Feijóo como fuerza autonomista. Los regionalistas de la Unión del Pueblo Navarro también entran dentro de la coalición conservadora Navarra Suma.

Siguiendo en el norte, el Partido Regionalista Cántabro de Revilla sube seis puntos hasta el 21% de los votos y volverá a tener un representante. En Canarias, la suma de siglas regionalistas mantiene los dos diputados para Coalición Canaria-Nueva Canarias.

En la C. Valenciana, Compromís conserva su diputado pese a la fallida alianza con la formación Más País de Íñigo Errejón, y demuestra la solidez de su suelo electoral. Mientras, en Aragón, la novedad de Teruel Existe se convierte en el símbolo del asalto al Congreso de la España vaciada. Por una vez, el sistema le beneficia: fruto de la ley d'Hont, logra un escaño que solo le ha costado 19.696 votos, frente a los 175.000 que ha tenido que reunir Compromís para lograr el suyo, pero esa es otra historia. Coalición por Melilla y la Chunta Aragonesista en Zaragoza, por su parte, se han quedado a las puertas.

¿A qué responde esto? ¿Es simplemente una reacción autonomista o nacionalista al empuje de otro nacionalismo, el español, al que Vox ha arrastrado al espectro conservador español?

Ernesto Pascual, profesor de Ciencia Política de la UOC, ofrece dos posibles explicaciones al fenómeno. «Hay una manera sociológica de verlo: como la reacción natural a la culminación de la sociedad posmoderna, en la que los valores más próximos a mí son más importantes que la sociedad como colectivo», señala.

O, por otro lado, sería simplemente el fracaso del actual sistema en cuanto a la representatividad. «Cuando el Senado no es la cámara territorial es el Congreso el que da esa respuesta». «Tras 40 años jugando a lo mismo, con dos partidos que en teoría representan los intereses nacionales pero con un sistema que ha abierto desigualdades en distintos territorios, los ciudadanos, conociendo el juego, han decidido votar al Congreso en clave territorial», resume el experto, que anima a retomar el debate sobre el papel del Senado.

Teruel Existe, en este sentido, se ofrece como metáfora de la lección aprendida por la España rural, tras comprobar la rentabilidad que, por ejemplo, las formaciones canarias han sacado de sus escasos diputados. «El resto de España ha visto que un voto de este estilo deja de ser un voto inútil cuando con un solo diputado puede lograr efectos mucho más grandes que votando a los grandes partidos», explica el politólogo.

Tras décadas de lucha por su visibilidad, por conexiones dignas con València o Zaragoza, el movimiento Teruel Existe ha tenido éxito en su primer intento electoral. La España vaciada, en realidad, se ha expresado de forma diferente en las urnas. Mientras en las dos castillas un partido como Vox ha disparado su representación, en Aragón los turolenses han decidido reafirmarse desde la izquierda.

«Hay un desequilibrio entre zonas desarrolladas y menos desarrolladas. Hemos hecho un debate intelectual acerca de la igualdad democrática; ahora es tiempo de reconectar los espacios industriales con espacios rurales. Es el mismo debate que se vive en la América profunda, con la diferencia de que allí los votantes han decidido irse al populismo de Trump», concluye Pascual.

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