La primera conclusión del segundo mitin central de campaña de una formación del Botànic (el primero fue el de Compromís el sábado pasado en el Jardín del Túria) es que si en la C. Valenciana ha cambiado algo es por unos o por otros (Unidas Podemos o Compromís, en función de quien tenga el micrófono), pero no por el PSPV, que es quien ocupa la presidencia de la Generalitat y quien sale mejor parado en las encuestas preelectorales. Lo dijo Mónica Oltra el sábado y lo dijeron ayer Ferran Martínez y María Oliver en el acto grande de los morados de la campaña.

La segunda conclusión es que Compromís despejó a los socialistas hacia la derecha para ocupar el espacio a la izquierda y Unidas Podemos reivindicó ayer el espacio a la izquierda de los de Oltra. A Compromís, dijo Oliver (concejala en el Ayuntamiento de València), se le cae la careta «cuando llega la hora de la verdad y es el partido conservador que ha sido siempre». Literal. O sea, que las cosas serían «muy diferentes y mucho peores» sin Podemos. Ya saben.

Y la tercera conclusión, por no cansar demasiado, es que Pablo Iglesias demostró que lo que a él le interesa es el Gobierno de España. Lo del Botànic le debe quedar tan lejos que no hizo mención alguna a cuestiones valencianas en sus 17 minutos de alocución final. Al menos, saludó en valenciano. Algo es algo.

De lo que sí habló es de oligarquías, la palabra más repetida en su mensaje. Para situarse radicalmente en contra de ellas y reivindicar a la formación morada como la única capaz de enfrentarse a ellas. Por eso la obsesión con él de los señores de las cloacas del Estado. Villarejo y el exministro Fernández Díaz le han regalado media campaña a Podemos y a su líder.

Iglesias no habló en València de ausencias y errores propios, como hizo tras su reaparición. Pero las bajas estaban muy presentes. Un recuento no exhaustivo concluiría que más de la mitad del grupo parlamentario en las Corts no estaba en el acto central de campaña de su partido. Significativo.

Tiene que ver, en parte, con el mensaje desplegado. Iglesias habló de «intervenir el mercado» inmobiliario para bajar el precio del alquiler y de crear una empresa pública de energía para reducir el precio de la factura y plantar cara al «oligopolio». Iglesias apeló directamente al voto de «la gente modesta» frente a las multinacionales y los poderosos a los que, según dijo, se pliega el PSOE.

La abundante nómina de teloneros valencianos sí habló al menos de cuestiones valencianas. Las trece intervenciones ante Iglesias (Podemos no puede ocultar su germen asambleario) pueden servir de casting y de demostración de que hay cantera sobradamente preparada y gente tan normal que se pone nerviosa con un micrófono ante mil y pico personas.