A tres días de las elecciones autonómicas, los candidatos se encontraron por última vez en el debate electoral de À Punt. En un formato algo encorsetado, los cinco candidatos se cruzaron reproches de un bloque a otro: el Botànic mostró cierta armonía contra los ataques de PP y Cs.

Con un ir y venir de datos, estadísticas y portadas de diarios, los candidatos se disputaban la última oportunidad de seducir al electorado indeciso, que el CIS cifra en un 40 %. Isabel Bonig, Mónica Oltra, Ximo Puig, Rubén Martínez Dalmau y Toni Cantó contrapusieron sus modelos de gobierno para la Generalitat aunque no hubo ni una mención a los posibles pactos de futuro.

Oltra y Puig fueron cómplices en la defensa de los cuatro años de gobierno. Los ataques que la lideresa de Compromís lanzó al PSOE fueron dirigidos a Pedro Sánchez, mientras Puig le tendía la mano al candidato podemista. Mientras, Oltra en servicios sociales y Puig en la gestión económica, fueron las dianas de Bonig y Cantó. El de Cs mostró un tono más moderado, como Bonig, y ambos jugaron la baza de si el Botànic no lo ha hecho en cuatro años, «¿por qué lo harán ahora?».

El debate duró 103 minutos y estuvo moderado por Jèssica Crespo, con cuatro bloques pactados: economía y empleo, medio ambiente y gestión del territorio, financiación y modelo de Estado, políticas sociales y educación e investigación. Bonig abrió el debate: el PP es la única opción para crear empleo tras el «desastre» de José Luís Rodríguez Zapatero. Para ello, el PP insistió en las tres revoluciones que proponen: la fiscal, la económica y la social. «Solo beneficiarán a los más ricos», coincidieron Compromís y Podemos.

Cantó criticó que la izquierda quiera espantar, precisamente, a los ricos, quienes crean riqueza y empleo. Lamentó que el Consell rechace la oferta de Intu Mediterráneo, dispuesto a invertir 44 millones de euros en la C. Valenciana y crear 14.000 puestos de trabajo. Oltra dudó de sus datos dado que el centro comercial más grande en la C. Valenciana emplea a 1.900 personas en temporada alta.

A colación de los datos del paro conocidos ayer, Puig defendió el descenso del desempleo con el Botànic, contra el criterio de Cantó, quien calificó la economía valenciana de «drama», como Bonig, que insistió en la idea de que el PP «recibe la peor herencia y ofrece los mejores resultados».

Cantó se hizo con la portavocía del bloque de la derecha, con Bonig con un perfil más bajo que el habitual. En la cuestión territorial, la financiación fue el hilo conductor del bloque. Mientras Dalmau apostó por avanzar en un estado federal, Oltra recordó la «anomalía democrática» de la C. Valenciana por los 800 euros de diferencia que hay entre un cántabro y un valenciano. No se salió del guión y no entró a rebatir a la oposición. Insistió en que Compromís solo apoyará a un gobierno de España que se comprometa a reformar el sistema, algo que Puig, más activo que en los debates anteriores, garantizó a su socia de gobierno. «Hay que resolver el problema de financiación con alianzas en España, y Sánchez está comprometido», dijo.

Dalmau y Canto se engancharon a propósito de la aplicación del 155, «el único artículo que Cs se ha leído», y le espetó que pretendan gobernar con un partdo que critican duramente, el PP. Bonig resituó el debate: el actual sistema lo aprobó José Luís Rodríguez Zapatero, quien se «sometió» a los separatistas catalanes. Fue el único momento, junto con la no aprobación de lois presupuestos de Sánchez, que Cataluña salió a la palestra, al contrario que los debates nacionales, donde ha sido la dinámica. En el área de políticas sociales, buena parte del protagonismo lo acaparó las listas de espera y la gestión de los hospitales. Oltra subió el tono y recordó que la primera medida del Botànic fue aplicar la sanidad universal. El PP propone limitar el tiempo máximo de espera por ley. «Esto no se arregla con camisetas, sino readministrando recursos quitando enchufados», dijo Cantó.

La extrema derecha, de pasada

Solo Puig sacó a debate la amenaza de la extrema derecha para pedir que pongan un cordón sanitario a los que quieren abolir las medidas contra la violencia de género. Oltra, recordó que el Pacto Valenciano contra la Violencia de Género como un ejemplo de unidad y acuerdo entre partidos y entidades, también el PP, aunque Bonig lamentó que hubieran tratado de utilizarlo «para arrinconarles».

Puig, como Oltra, defendió la gestión del tripartito en Educación. «Estábamos al borde del precipicio». Compromís sacó pecho por su conselleria y Podemos defendió la educación pública de 0 a 3 años. Mientras, la derecha criticaba los barracones. Cantó lamentó «la sumisión del PSPV a Compromís». Bonig prometió recuperar el distrito único en la educación.