El número 26 de la calle Pere III el Gran se transformó ayer en sede improvisada de uno de los últimos actos de campaña de la agrupación animalista Pacma. Un letrero a la entrada del establecimiento sirvió de presagio, en él se podía leer: «Bienvenidos a nuestro jardín, solo tenemos leche vegetal».

Así, entre cafés y tés, la ReEvolución se instaló en el valenciano barrio de Russafa. Hasta el espacio vegano se desplazaron diversos activistas que, aunque pudieron contarse en pocas decenas, fueron capaces de llenar un local repleto de plantas, lienzos de vibrantes colores y estanterías en las que destacaban títulos de autoras como Agatha Christie. Todo un manifiesto de intenciones que pudo evidenciarse en un discurso que giró en torno al feminismo y al bienestar animal y ambiental.

A pocos minutos de que el reloj marcase las siete de la tarde, un «comboi» de personas corrieron apresuradas al reivindicativo encuentro. Ataviadas con chalecos corporativos, agitaban pequeñas banderas plasmadas con el logo de la agrupación al grito de «ReEvolución». Una arenga que corearon al unísono durante un par de minutos hasta que Raquel Aguilar, candidata de Pacma a la presidencia de la Generalitat Valenciana, pronunció las primeras palabras de un alegato que se prolongó más de 40 minutos.

Le temblaban las manos, pero su voz se mantuvo firme. «Buenas tardes a todos y a todas», destacó Aguilar utilizando un lenguaje inclusivo que mantuvo durante todo su discurso y que captó la atención de los allí presentes. La totalidad de las miradas se fijaron en la candidata valenciana que, ante su exposición de las iniciativas electorales, consiguió balancear las cabezas de los activistas congregados en un gesto de aprobación.

No obstante, aunque lideró la ponencia, no fue ella la protagonista. El eje central del argumento que defendió entre nerviosismo y convicción ensalzó a los «seres sintientes», de los que afirmó que son «familia», y se estructuró en un trinomio que versó sobre la defensa de los animales, el medio ambiente y las personas, creando un silencio que solo se rompió en tres ocasiones durante su intervención.

Desde 2003

De este modo, la abolición de la tauromaquia, así como el planteamiento de un modelo educativo que incluya la protección animal y la promoción artística y cultural consiguieron arrancar el aplauso de los asistentes, el cual se hizo especialmente significativo cuando Aguilar ensalzó su candidatura. Y es que, por primera vez en la historia desde que se fundó la agrupación en el año 2003, Pacma podría obtener representación en el Congreso de los Diputados. Los barómetros de las últimas encuestas le otorgan dos escaños, relativos a las provincias de Barcelona y València, por lo que Aguilar se erigiría como la primera mujer del partido animalista con representación en la Cámara Baja. De forma progresiva, sin «créditos bancarios ni subvenciones», Pacma ha visto como el volumen de votos se ha triplicado, pasando de los 12.000 en los comicios de 2012 a los 32.500 de 2016.

Tras la exposición de lo que definió como «compromisos» electorales, se estableció un turno de preguntas que dio pie a un debate en el que activistas y candidata compartieron impresiones en un ejercicio de campaña marcado por el alejamiento del personalismo y la denuncia institucional de la desprotección animal y medioambiental.