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La reválida de la derecha

El PP arriesga moral y poder; Ciudadanos, su conquista del espacio; y Vox, su consistencia

La reválida de la derecha

El bloque del centro derecha se quedó a 40.000 votos de ganar las elecciones autonómicas del pasado domingo. Dentro de 21 días tendrá una nueva oportunidad de batirse en las urnas, aunque ahora lo que está en juego no es la Generalitat, sino el poder territorial: los ayuntamientos y las diputaciones provinciales. Para las tres fuerzas (PP, Ciudadanos y Vox) esta reválida es importante, si bien es el PP quien más arriesga: prestigio, moral y poder. Para Ciudadanos es un paso más hacia la conquista del espacio del centro derecha, mientras que Vox comprobará hasta qué punto puede seguir explotando el voto más extremista o ser contenido por el mensaje del miedo. Si es o no consistente como partido. En las municipales, excepto los grandes ciudades, Vox apenas tiene margen, mientras para que el PP y Ciudadanos es una nueva oportunidad para medir sus fuerzas. Ya lo hicieron el 28 de abril y aunque no hubo sorpasso, estuvo cerca. Tanto que Toni Cantó e Isabel están ya enzarzados en una pelea por ver quién será la cabeza visible de la oposición.

Un escaño y 38.012 votos es lo que finalmente impidieron al partido de Albert Rivera arrebatar al PP la hegemonía del centro derecha en las autonómicas. Una distancia que se reduce a 16.080 votos si la comparativa se centra en los resultados de las generales. Con los datos encima de la mesa, no es de extrañar la euforia de la organización naranja y que su candidato Toni Cantó esté dispuesto a dar la batalla para en cuatro años seguir comiendo terreno al otrora todopoderoso partido popular. Pero, a corto plazo, en menos de un mes, hay otra pelea pendiente: la de los comicios municipales. Una examen en el que unos se juegan más que otros, pero que, en todo caso, dará la medida de hasta qué punto el PP, como canta Sabina, está anímicamente cerrado por derribo y si a Ciudadanos le sobran los motivos para sentirse encima de la ola.

El PP, el gran derrotado de estos comicios, es sin duda la formación que más necesita la inyección de moral. El partido que preside Isabel Bonig tiene pros y contras a la hora de librar esa batalla. Su principal enemigo es él mismo ya que, dada la debacle general, las siglas son un lastre. A su favor, sin embargo tiene que, pese a todo lo vivido (léase, pasar a la oposición tras veinte años en el poder y los casos de corrupción) sigue teniendo infraestructura y músculo suficiente en los territorios. No en vano, han presentado listas en el cien por cien de los territorios. El histórico de los datos electorales evidencian que en las épocas de las mayorías absolutas, las autonómicas arrastraban más votos para el PP que las locales. Pero esta tendencia cambió en 2015, cuando los alcaldes sacaron a Alberto Fabra 69.000 votos más. Y de ahí una campaña en la que se disimulará los más posible las siglas. Además, supone otra prueba para el liderazgo de Isabel Bonig, a quien su partido ha dado una tregua tras los malos resultados del 28M.

Ciudadanos, en cambio, ha duplicado sus listas respecto a cuatro años, al llegar a 2017 municipios, pero no alcanza todo el territorio. Además, ha tenido conflictos internos en algunos municipios que pueden pasarle factura.

Ahora bien, la clave de esta competición por el poder, no es sólo numérica. Hay ciudades, sobre todo las capitales de provincia, en las que ser o no los primeros será determinante. València, por ejemplo, es clave para ambos partidos ya que la alcaldía de la ciudad es un escaparate incomparable. Pero el PP se juega mucho más que tratar de recuperar el poder territorial perdido. La izquierda se ha conjurado (los votos del 28M dan para ello) para gobernar las tres diputaciones. De ser así, la herida sería cada vez más profunda.

En este caso, PP y Ciudadanos, pese a su carrera por ser los primeros, se necesitan, pero la que iba a ser su muleta para conquistar la Generalitat, la ultraderecha, está llamada a tener menos papel estos comicios. Vox apenas ha presentado listas en los municipios y centra su presencia en València y Alicante. En el cap i casal tienen opciones. Vox ha logrado en las pasadas elecciones autonómicas 48.300 votos en la capital, lo que trasladado a unas municipales podría traducirse en cuatro concejales.

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