Miquel Iceta es bien recibido en el Palau de la Generalitat. Su elección por Pedro Sánchez para reinar en el Senado en la legislatura que se abre gusta en el entorno de Ximo Puig, que se llevó algún que otro portazo de la Cámara Alta en los últimos cuatro años. Como cuando pidió comparecer ante la comisión general de las Autonomías para exponer el modelo territorial del Consell y el agravio valenciano con la financiación autonómica. Llegó a verse con el último presidente de la cámara, el popular Pío García-Escudero, pero se quedó con las ganas de acudir a la comisión.
Sí que fue citado a la organizada por el PP para el estudio de la financiación de los partidos, a modo de réplica a la del Congreso sobre la corrupción en el PP, pero el adelanto de las elecciones generales evitó el mal trago a Puig.
Iceta, secretario general del PSC, es uno de los barones socialistas con más trato con el presidente de la Generalitat. Ambos mantuvieron criterios comunes durante los días más tensos del desafío independentista catalán. En Presidencia se le considera un político sensible al problema territorial de España, en el sentido de que no se agota en Cataluña, como ha reiterado Puig en diversas ocasiones, y que tiene una de sus principales razones en el reparto desequilibrado de la financiación de las autonomías.
La propuesta del dirigente catalán para presidir el Senado es un indicio de que Sánchez estaría dispuesto a reforzar el papel de cámara territorial. Así fue interpretada ayer la decisión en Madrid y así la ven también en la dirección socialista valenciana: «Es interesante que haya un presidente federalista en el Senado», señalaba un cargo.
Puig e Iceta fueron los protagonistas a finales de 2017 en la Convención Federalista que el PSC organizó en Barcelona. Dan por hecho así las citadas fuentes que habrá cambios importantes, si bien nadie se atreve a aventurar una reforma de la Constitución para convertir la Cámara Alta en el foro de representación de las autonomías.
Esa es la línea en la que incidía el ejecutivo de Puig y Mónica Oltra en la propuesta de modificación de la Carta Magna que aprobó y elevó al Gobierno, cuando aún estaba en manos de Mariano Rajoy (PP).
Sí interpretan que con Iceta el Senado tendrá el papel de representación territorial que ya figura recogido entre sus funciones.
El caso catalán
Que un dirigente catalán esté al frente de una de las grandes instituciones del Estado, y cuya función fue determinante en la aplicación del artículo 155 en Cataluña se observa como un elemento de esperanza de cara a la profundización en la normalización de la relaciones con el independentismo catalán. Este conflicto es la piedra angular sobre la que pivota el problema territorial y el que oculta otras cuestiones, como la deficiente financiación de diversas autonomías, como la Comunitat Valenciana. Iceta ha defendido en el pasado un nuevo modelo de financiación autonómico, más equitativo y ha sido crítico con el cupo vasco.
Por otra parte, la propuesta de Iceta echa por tierra las escasas posibilidades que quedaban para Joan Lerma. El ex jefe del Consell es uno de los senadores socialistas más veteranos y ha sido vicepresidente del Senado. Su opción, sin embargo, no contaba con el apoyo de Ferraz.
