A pocas horas de la primera toma de contacto entre los miembros del futuro Consell (del segundo Botànic o del Montgó), Ximo Puig recordó a Alfredo Pérez Rubalcaba, entre otras cosas, por su ferviente convencimiento de que «pactar no es traicionar, sino unir». En esa tesitura se encuentran ahora los socialistas, que mañana comenzarán de forma oficial las negociaciones con Compromís y Podemos para configurar el gobierno. La reunión se producirá entre Puig, Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau.

La muerte del exvicepresidente del Gobierno deja una herencia en el PSPV de entender «la democracia por encima de las banderas, la confrontación y el partidismo».

En todos los discursos de la Fiesta de la Democracia y de la Libertad de ayer salió el nombre de Rubalcaba porque, como defendió Puig, «es un símbolo de la unidad, de la cohesión y de la capacidad de superar diferencias por el interés general». Un verdadero «arquitecto de la democracia».