Sin novedad en el frente electoral valenciano. Una visión panorámica de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que el resultado de estas elecciones generales del 20 de diciembre será, en clave valenciana, un remedo de las autonómicas. Con correcciones. No en la tendencia, sino en la intensidad. Ciudadanos se dispara, al igual que Compromís y Podemos, al ir de la mano, y el PSPV sigue en caída libre. El PP podría perder hasta la mitad de los 20 escaños que logró en 2011, pero ganará claramente los comicios con una horquilla que va de los 10 a los 12 escaños.

Los socialistas salen más escaldados. Podrían quedarse con sólo seis diputados (ahora tienen 10), si no consolida el tercero por Alicante, que está bailando, según el sondeo.

El principal heredero de los populares es Ciudadanos, que logrará siete actas en el Congreso. La hemorragia de voto socialista engorda a Compromís-Podemos (7) y en parte también al partido de Rivera (7). El diputado de Esquerra Unida, Ricardo Sixto, tiene un pie dentro y otro fuera del Congreso. La otra formación que logró escaño hace cuatro años, UPyD, no logrará ninguna de las 32 actas valencianas que se reparten el 20 de diciembre. La Comunitat Valenciana ha perdido un diputado por el retroceso demográfico.

Un 42% de indecisos. El sondeo, realizado a partir de 1.242 entrevistas en las tres circunscripciones (17.452 en toda España) augura una dura pugna entre Compromís-Podemos, Ciudadanos y PSPV por ser la segunda fuerza electoral en estas generales. Los socialistas llevan desventaja, siempre según el CIS, que no se ha difundido los porcentajes de intención de voto desagregados por comunidades autónomas. La participación alcanzaría el 75% en toda España. Llama la atención el elevado porcentaje de indecisos (los que tienen decidido que irán a las urnas pero no el sentido de su voto), que se sitúa en el 42,3%. En la participación y en el porcentaje de ciudadanos que no han resuelto aún el color de su papeleta tampoco se ofrece el alcance valenciano del dato.

Compromís 4; Podemos, 3. La espectacular irrupción de Compromís-Podemos enviaría al Congreso a cuatro diputados de la coalición de Mònica Oltra y Enric Morera: dos del Bloc (Joan Baldoví y Marta Sorlí) y otros dos de Iniciativa (Enric Bataller e Ignasi Candela). La coalición con Podemos consolida la posición de segunda fuerza alcanzada por Compromís (sin Podemos) en las pasadas autonómicas en la provincia de Valencia.

La debacle del PSPV dejaría fuera del Congreso al histórico dirigente socialista Ciprià Ciscar, que va de cuatro en la candidatura que encabeza Ana Botella. El PSPV perdería también un diputado por Castelló y uno o dos en Alicante.

Los populares resisten en Castelló (pasan de 3 a 2 diputados) y sufren su mayor varapalo en Alicante (tenían 8 y se quedarían con 4 o 5) y especialmente en Valencia, donde caen de 9 a 4-5.

Coexistencia obligada. De la visita que Ximo Puig realizó a la Moncloa el pasado 2 de noviembre, a pedir justicia y reparación para la Comunitat Valenciana por la discriminación histórica que sufre en la financiación e inversiones, el presidente de la Generalitat regresó con la satisfacción del deber cumplido. Nada más. Y el compromiso de desbloqueo del fondo de rescate (casi 1.400 millones) que el Gobierno tenía retenido. En el horizonte político que desde el Palau y mirando hacia poniente se divisa no despejan los nubarrones. Incluso aparecen pintados de negro intenso para el Consell.

La izquierda valenciana tendrá que gobernar la Generalitat en coexistencia „una especie de ´pseudocohabitación´„ con un Ejecutivo de derechas en Madrid, a tenor del reparto de escaños que dibuja la encuesta: 120-128 el PP; 77-89 el PSOE; 63-66 Ciudadanos y 23-25 Podemos, sin las coaliciones en las que participa. Se abre un escenario en el que la opción más probable es que Mariano Rajoy siga gobernando. En coalición con Ciudadanos o con apoyos concretos „empezando por la investidura„ del partido de Albert Rivera.

En realidad, el Consell ya está bregando con Rajoy en estos meses de descuento del Ejecutivo central, pero si el PP sigue en la Moncloa podría abrirse el camino de toda una legislatura de enfrentamiento Consell-Gobierno. Una legislatura que, en Valencia y en Madrid, podría desarrollarse en formato reducido.