El debate no fue tal, sino una sucesión de seis monologuistas políticos que no buscaban carcajadas, sino colocar su mensaje y atraer votantes. Pero si el debate organizado ayer por la Cadena Ser tuvo interés „por ser el primero de la campaña entre los seis candidatos valencianos al Congreso„ fue por ver desplegadas las estrategias y actitudes que marcarán el tono de la campaña valenciana. También por constatar, una vez más, que difícilmente alguien votará una lista pensando en los candidatos de su provincia.

Estrategias: los cinco invitados que van detrás en las encuestas dirigieron sus dardos contra el PP, un todos contra uno y uno contra todos. Esquerra Unida no buscó el cuerpo a cuerpo contra Compromís-Podem para convencer a posibles seducidos por Pablo Iglesias/Mònica Oltra, sino que basó su discurso en un oscuro retrato de la era Rajoy. Ciudadanos recibió palos de PP, UPyD y encubiertos del PSOE (señal de que asustan) y animó con más fuerza que nadie a «romper el bipartidismo». UPyD disparó contra todos en busca del milagro con un buen candidato que en ocasiones parece el representante de los autónomos. El PSOE vendió experiencia y capacidad de gestión frente al marketing electoral de los «nuevos». Compromís-Podem se olvidó de su segundo apellido y básicamente fue Compromís: un discurso lleno de valencianía con la infrafinanciación y el espectro de la corrupción como bazas. Y el PP, por último, desvalencianizó al máximo su discurso, vendió recuperación, paseó el cadáver de Zapatero y alertó sobre «aventuras y experimentos».

Actitudes: Elena Bastidas, cabeza de lista del PP por Valencia, tiró de retrovisor y desvió al PSOE todos los males del presente. «Heredamos los millones de trabajos destruidos» por un «Zapatero que negó la crisis» y que situó a España «al borde de la quiebra y el rescate». «En sólo cuatro años hemos salido de la peor crisis. Nadie niega ya que hemos salido de la crisis», proclamó una candidata popular que prometió bajada general de impuestos porque está «en el ADN del PP». Y datos, muchos datos. Y poco Rajoy.

La aspirante socialista, Ana Botella, intentó seguir rascando de un mantra de la casa: el voto útil. «Lo que está en juego es quién será presidente. Y sólo dos personas pueden serlo: Rajoy o Pedro Sánchez», arengó Botella ante los micrófonos de la Ser en un debate celebrado en el Taller Audiovisual de la Universitat de València.

Las réplicas entre candidatos fueron escasas. Lo dificultaba el formato pactado, con intervenciones de 90 segundos. Quizá el más tibio fue el cabeza de lista de Ciudadanos, Vicente Ten, que leyó buena parte de sus intervenciones. Pidió «no confiar en la vieja política», que ha dejado una deuda de «8.000 euros por valenciano» en «esta tierra absoluta de saqueo», dijo. Ten propuso suprimir duplicidades, despolitizar la justicia, cerrar puertas giratorias o luchar contra el fraude.

En su lado opuesto emergió Joan Baldoví, quien no olvidó a El Bigotes, las promesas incumplidas, la precarización del empleo y el «rescate de bancos» que hizo el bipartidismo frente al «olvido de las personas». Al PSOE lo atacó por instaurar el modelo de financiación y al PP, por que no lo haya cambiado.

Ricardo Sixto, diputado que pugna por repetir al frente de Esquerra Unida en el Congreso, fue el único dirigente que acudió sin notas a la contienda. Cargó contra el hecho de que haya «menos gente trabajando que cuando llegó Rajoy» y que, en algunos casos, la precariedad del trabajo origine «situaciones de semiesclavitud», como en el caso de los collidors de naranja. Sixto pidió una «reforma fiscal» para aumentar ingresos y un «nuevo proceso constituyente» que revise el de 1978. También abogó por que el Estado intensifique sus dotes de empleador. «Hay que generar trabajo desde lo público», insistió.

UPyD, la sorpresa

El más combativo, tal vez la sorpresa de un debate sin ganadores, fue el candidato de Unión, Progreso y Democracia (UPyD), Yuri Aguilar. Hablando en valenciano en todas sus intervenciones menos en la primera (al contrario que Ten, Bastidas y Botella), denunció los recortes y la aparición de «una nueva categoría social: el trabajador pobre». También cargó contra la corrupción y calificó de «enternecedor» que los dos grandes se acusen del «saqueo» cometido por «ambos». Salpicó de culpa a Ciudadanos por servir de «muleta de esa corrupción en Andalucía». Entre sus propuestas, destacó la «fusión de ayuntamientos», la «eliminación de diputaciones» y medidas para la conciliación.

La toma de contacto de ayer tendrá una secuela, en la recta final de campaña, en el debate entre los candidatos que Levante TV ofrecerá el martes 15 de diciembre, ya en la recta final de una de las elecciones más abiertas de la democracia.