El Gobierno de Mariano Rajoy, inmerso desde principios de legislatura en una dura política de ajustes y recortes, se mostró en 2012 a favor de impulsar la fusión de ayuntamientos con menos población. Incluso elaboró, ante las presiones de Bruselas, un plan para reducir drásticamente el número de ayuntamientos.
El número dos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, Antonio Beteta, llegó a asegurar que se fusionarían los ayuntamientos cuya prestación de servicios resultara ineficiente y señaló a los de menos de cinco mil habitantes. Aseguró que se ahorrarían 250 millones en duplicidades y más de 3.000 en competencias impropias municipales.
Pero la medida generó la oposición frontal de la Administración Local, gobernada mayoritariamente por el PP, y duras críticas de la oposición. Incluso los alcaldes populares se plantaron ante la pretensión de incluir la fusión forzosa en la ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración local. Defendían que los pequeños consistorios eran los que menos déficit acumulaban.
Tras meses de debate, la ley quedó aprobada en diciembre de 2013, pero el Gobierno dio un paso atrás. Recogió medidas concretas para fomentar las fusiones, pero acabó por asumir que serían voluntarias, lo que descafeinó la norma. Este es el contexto.
Ahora la campaña electoral de las elecciones generales. Ayer, los principales candidatos y dirigentes del PP valenciano se manifestaron tras una pancarta con el lema #MiPuebloNoSeCierra. Era la respuesta a la inclusión en el programa de Ciudadanos, su principal rival en el granero de votos de centro-derecha, de la fusión de los ayuntamientos ineficientes.
Un día antes, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, integrante del Gobierno de Rajoy que planeó las fusiones, descalificó la iniciativa de Ciudadanos. En Quatretondeta (El Comtat) dijo que los municipios más pequeños están en peligro si no gobierna el PP y acusó a Ciudadanos de desconocer la España «plural y diversa». Ayer, en un acto en Emperador, el municipio más pequeño de la Comunitat Valenciana, el presidente provincial del PP, Vicente Betoret, aseguró en referencia a Ciudadanos que quien es incapaz «de mantener los pueblos pequeños no puede pretender gobernar un país». El PP ha impulsado una campaña a escala nacional bajo el lema #MiPuebloNoSeCierra. La candidata, Elena Bastidas, aseguró que nadie que haya sido alcalde «puede desear de corazón que se cierre un ayuntamiento». De los 542 ayuntamientos valencianos, 383 tienen menos de cinco mil habitantes y de ellos 215 menos de mil. En Castelló hay 115 que no alcanzan los cinco mil.
Críticas desde la FVMP
El presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP), el alcalde socialista de Elda, Rubén Alfaro, dio ayer al PP la «bienvenida» a la defensa de los municipios pequeños y reclamó que más allá del eslógan las diputaciones que gobierna se vuelquen con los municipios pequeños. Alfaro lamentó que ahora el PP critique su propia propuesta.
