Los últimos sondeos habían detectado ya la remontada de Podemos y quienes el viernes estuvieron en el mitin de la Fonteta tuvieron la sensación de que la unión entre Compromís y el partido que lidera Pablo Iglesias daría las sorpresa estas elecciones. Anoche, las urnas certificaron que la demoscopia no iba desencaminada, pero el vaticinio incluso quedó corto. El ciclón Compromís-Podemos pasó ayer por la Comunitat Valenciana dejando un resultado histórico, al situarse como segunda fuerza política por delante del PSPV.

Su cosecha de votos (669.000 votos y 9 diputados) deja a los socialistas valencianos y a su presidente Ximo Puig en una situación de debilidad con la vista puesta en las autonómicas de 2019. A corto plazo, el PSPV pierde fuerza ante su socio de Gobierno en el Consell y queda abocado, si los podemitas así lo exigen, a abrirles las puertas del Palau de la Generalitat.

Ximo Puig y la vicepresidenta y líder de Compromís, Mònica Oltra, se han esforzado esta campaña en asegurar que el proceso electoral no afectaría al Consell. Está por ver qué pasará a partir de hoy, pero lo que parece evidente es que se abre una nueva etapa en el que los socialistas, pese haber recuperado la presidencia de la Generalitat, ya no serán el referente de la izquierda valenciana.

Ahora bien, pese a su ascenso, Compromís-Podemos no logró anoche un completo vuelco electoral en el escenario político valenciano que sigue decantándose mayoritariamente por el partido de la gaviota. Hubo ganas de cambio en el voto valenciano, que registró una participación 3 puntos por encima del resto de España, si bien, no solo la izquierda consiguió sacar de sus casas a los electores. Los populares lograron movilizar a sus votantes y recuperar algo del voto fugado o que se quedó en casa hace siete meses: más de 177. 000 valencianos han vuelto al redil del PPCV. Fueron los ganadores del 20D con un resultado aceptable, aunque la remontada no permite lanzar las campañas al vuelto, ya que el PP ha perdido la mitad de sus diputados (de 20 a 11 escaños) respecto a 2011. En términos absolutos se deja más de medio millón de votos. Con todo, la lideresa Isabel Bonig salva los muebles y se arma de cara a revalidar la presidencia del partido. Además, inyecta optimismo a la tropa tras la traumática pérdida del poder.

Junto al PSPV, que con el 19,8% y 7 diputados, se queda como tercera fuerza política, el segundo chasco de la noche fue para Ciudadanos. El partido de Albert Rivera sitúa en el Congreso a cinco diputados, pero sigue como cuarta fuerza a pesar de que algunos sondeos llegaron a situarle delante del PP. Desde el punto de vista de las expectativas, Ciudadanos se quedó muy por debajo de lo esperado, aunque mejora respecto a mayo.

Con todo, el gran perdedor de la noche fue Esquerra Unida, que a la desgracia de quedar fuera del parlamento valenciano hace siete meses, sumó ayer quedarse sin voz valenciana en Madrid.