El vuelco electoral del domingo anuncia un tiempo nuevo en la política española. La pérdida de la mayoría absoluta por parte del PP tras cuatro años en La Moncloa abre un escenario de pactos tan complicado que incluso una de las opciones que más peso gana es la repetición de las elecciones.

Pero ese seísmo del domingo con epicentro en el Congreso no va a tener, de momento, réplicas en forma de cambios en el Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra. Al menos en el corto plazo. Ayer, los responsables de los tres partidos que sustentan al Gobierno valenciano en las Corts, PSPV, Compromís y Podemos, descartaron cambios. Ni la filial valenciana del grupo que lidera Pablo Iglesias va a reclamar su entrada en el Consell, ni Compromís ni PSPV tienen previsto pedirle al grupo que lidera Antonio Montiel que se sume al bipartito.

Tampoco la vicepresidenta, Mónica Oltra, aspira a forzar cambio alguno en la presidencia del Consell ni tiene pensado plantear ningún tipo de turno rotatorio a la espera de jugar su baza en 2019 para, entonces sí, aspirar a ocupar el puesto de Puig. Oltra fue tajante ayer en las Corts cuando negó de forma categórica que tenga intención de mover la silla al presidente durante la legislatura.

Pese a todo, una hipotética alianza de izquierdas en Madrid, si el PP no es capaz de sacar adelante la investidura de Mariano Rajoy, y pudiera lograrse un entendimiento entre el PSOE y Podemos, que ayer barones socialistas rechazaban de plano, podría replantearse la integración de Podemos en el Ejecutivo de Puig. Pero, tanto en el PSPV —que ahora queda debilitado al perder la hegemonía de la izquierda— como en Compromís prefieren que Podemos siga donde está, dentro del Acord del Botànic e insuflando apoyo externo al Consell.

Tampoco Puig se plantea introducir modificaciones en su Consell porque asegura que goza de buena salud, tiene una hoja de ruta clara y aún no ha dado síntomas de agotamiento. Un diagnóstico que comparte la vicepresidenta. Oltra asegura que el pacto del Botànic está vivo y que se ha firmado para cuatro años. Incluso la mitad de ese documento está ya cumplido por lo que tiene intención de ampliar los objetivos del acuerdo, según desveló ayer.

Puig anunció, además, que la gestión autonómica aparece bien valorada en las encuestas y rechazó que la entrada de Podemos en el Consell pueda suponer una amenaza para el PSPV.

«Tensión y ambiciones de poder»

En cambio, el PP sí cree que los resultados electorales del domingo van a tener repercusión en el Consell. Según la presidenta de los populares, Isabel Bonig, el Consell se va a radicalizar «por las tensiones y ambiciones de poder». Bonig también hizo balance ayer de sus primeros cinco meses al frente del PP valenciano tras hacerse cargo del partido en el momento más complicado en veinte años y tras la pérdida de prácticamente todo el poder territorial. Bonig se declaró «relativamente satisfecha» porque el PP ha logrado mejorar los resultados de las autonómicas. Según dijo, el partido se ha rearmado en torno al nuevo proyecto. La lideresa popular también destaca que en una extrapolación de resultados del domingo a unas autonómicas, el PP recuperaría la mayoría absoluta si sumara los diputados con Ciudadanos.

Puig pide que no se apoye a Rajoy

Por su parte, Puig, también secretario general del PSPV-PSOE, se refirió a la situación de su partido tras la jornada del domingo. El barón socialista considera que es necesaria la modernización del proyecto político y se mostró contrario a permitir la investidura de Mariano Rajoy con la abstención en el Congreso. También reclamó a los diputados y senadores recién elegidos que pongan como prioridad para las primeros meses de la nueva legislatura acabar con la invisibilidad de los valencianos, el nuevo modelo de financiación y un reparto más justo de la inversión territorializada.

En la valoración de resultados, Oltra aseguró que los obtenidos por Compromís-Podemos son «magníficos» y que el gran derrotado es el bipartidismo.