«La campaña electoral más económica de la historia». En concreto, un 60 % menos que la de diciembre pasado. Así ha presentado el secretario de organización del PSPV, Alfred Boix, los actos que el partido prepara en la Comunitat Valenciana con miras a las elecciones generales del próximo día 26.

«Se gasta mucho en liturgia», ha argumentado Boix para explicar la ausencia de grandes mítines, reemplazados por formatos más participativos, como adelantó Levante-EMV el pasado sábado. No habrá esta vez gran concentración en la Font de Sant Lluís, como en diciembre. El acto central en Valencia tendrá lugar el día 18, una fiesta de la rosa con presencia del líder del PSOE, Pedro Sánchez, en el Parque del Oeste a partir de las 19.00, con una previsión de unos 3.000 asistentes durante la tarde y la noche, que se cerrará con una cena para militantes. Sánchez habrá asistido antes a la manifestación del orgullo gay en la ciudad, como publicó este diario.

No habrá mítines multitudinarios, pero sí aterrizaje de pesos pesados del partido. En especial, con mucha historia a sus espaldas, como el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero o el exsecretario general Alfredo Pérez Rubalcaba. Patxi López, César Luena, Antonio Hernando, Eduardo Madina y Óscar López completan el «equipo A» en esta campaña, que comenzará el próximo jueves en Elx con Ximo Puig y se cerrará en Mislata. La incógnita es la presidenta andaluza, Susana Díaz. No se descarta que se deje ver en el territorio valenciano.

«Desalojar a Rajoy» de La Moncloa. Ese es el reto para los socialistas, ha dicho el secretario de organización del PSPV, que ha remarcado que el pacto de gobierno en la C. Valenciana demuestra que «el cambio es posible».

Mientras Pedro Sánchez ponía énfasis en su último mitin en Burjassot en cargar contra Podemos y Pablos Iglesias, la intención de Blanqueries es «una campaña en positivo», porque «el cambio aquí funciona desde un espacio de lealtad» que no se quiere alterar. Fundamentalmente porque el día 27 de junio, pase lo que pase en las urnas, habrá que seguir gestionando las instituciones desde el Palau de la Generalitat.