Tras cinco meses como portavoz de Podemos en el Senado y con la Cámara Alta disuelta, una de las caras más mediáticas de la formación morada, Ramón Espinar (Madrid, 1986) ha visitado Valencia horas antes del arranque de la campaña electoral, que plantean «en positivo» y «convencidos de que van a ser la primera fuerza en la Comunitat Valenciana».
¿Qué han hecho en el Senado estos meses de «impasse»?
La mayoría absoluta del PP obtenida con un 29 % ha convertido al Senado en una cámara ornamental. No hemos podido controlar al gobierno, no hemos tenido actividad legislativa. No ha servido para nada. Por eso abogamos por una reforma. Se puede llamar Senado, pero no tiene que tener nada que ver con lo que hay ahora. Debe ser verdaderamente un órgano de representación territorial. Por eso nos estamos reuniendo con los alcaldes del cambio como Joan Ribó, para conocer sus propuestas.
¿Cuál es el rival a batir, el PP, el PSOE, ambos?
No queremos hacer la campaña contra nadie, sino contra las políticas que castigan a la gente de este país.
Aunque todavía no ha empezado de manera oficial, ¿les están dejando hacer la campaña que quieren?
No estamos solos, siempre hay otros agentes externos que interactúan. Pero nos estando intentando embarrar, robarnos la palabra. Algunos sectores de la vida pública, también algunos medios, tratan de enfangar el debate, porque quien no tiene nada mejor que ofrecerle a la gente más allá de la política económica que ha generado padecimiento e incertidumbre necesita meter miedo. La gente está harta de Venezuela, Irán y Otegi, quieren hablar de pensiones, educación, sanidad.
Tras meses de negociación frustrada con los socialistas, ¿se han desgastado las relaciones? ¿Ve posible aún un pacto para gobernar?
La política no va de buenas relaciones personales, sino de proyectos y hacer lo que te pide la ciudadanía. Nosotros no teníamos un mandato para un gobierno de más de lo mismo, y entendíamos que el acuerdo con Ciudadanos era eso. Por tanto, en esta segunda vuelta volveremos a ofrecer a los socialistas un gobierno de cambio. Es probable que Pedro Sánchez no tenga afinidad con nosotros pero creo que la gente del Partido Socialista no les va a permitir hacer otra cosa que no sea elegir el cambio. O gobierna el cambio, con Pablo Iglesias, o gobierna Rajoy.
Aquí se intentó un pacto para que PSPV, Compromís, Esquerra Unida y Podemos fueran juntos al Senado, pero la dirección del PSOE impidió la «entesa».
Nos hemos puesto de acuerdo con mucha gente porque entendemos que nos hace falta una candidatura ganadora contra el PP y que hay que romper la mayoría absoluta en el Senado para poder habilitar una reforma constitucional, que también está en el programa del PSOE. Pero Sánchez respondió aquel famoso «no, gracias». Así que ahora será un poco más dificil porque tendremos que ganarles solos.
¿Hay que echar al PP sea como sea?
No a toda costa. El objetivo no es echar a Rajoy de la Moncloa como sea, sino desalojar sus políticas.
Hace un año que se firmó el Acuerdo del Botànic y que en la C. Valenciana gobierna el bipartito apoyado por Podemos. ¿Deberían haber entrado también en el gobierno?
Soy muy respetuoso con las decisiones que han tomado en el País Valencià. Creo que están haciendo una magnífica labor. No es la más visible mediáticamente, como lo es la tarea de Mónica Oltra, pero sí que hacen un trabajo en favor de la mayoría social valenciana.
¿El pacto ha servido de insipiración para otros acuerdos a nivel estatal?
El escenario en España es difrente. Aquí es a tres, con Compromis, PSPV y Podem, pero en todo caso lo que el pacto a la valenciana pone sobre la mesa la necesidad que tiene el cambio de ponerse de acuerdo con el partido socialista. Cuando miramos al arco parlamentario no hay ningún otro partido cuyo programa se parezca más al nuestro. El problema es que el PSOE a veces no se parece a su programa y a su gente. La cuestión es si el PSOE quiere ser el doctor Jekyll o Mr. Hyde. Con la versión Jekyll, la de Ximo Puig, nosotros nos entendemos muy bien
Parece que ahora se han puesto de acuerdo con IU. ¿No lo podían haber hecho para las generales de diciembre?
En diciembre no teníamos la experiencia parlamentaria, que te enseña el cálculo de costes y beneficios. No contábamos con todos los elementos para echar esas cuentas. Ahora tenemos claro que un millón de votos de cambio no pueden ser dos diputados. Hay que poner encima de la mesa la clave: podemos echarles.
