El secretario general de los socialistas valencianos se presentará esta tarde ante su ejecutiva nacional con un diputado menos de los logrados en diciembre, pero con un aumento del porcentaje de voto. Agridulce. Es el calificativo más empleado en las últimas horas por los dirigentes del PSPV para definir sus resultados. El adjetivo sirve también para explicar la sensación de un partido que, en toda España, pierde cinco escaños, pero cuyo líder, Pedro Sánchez, ha resistido el sorpasso de Unidos Podemos, adelantamiento que se daba por hecho en la práctica totalidad de encuestas preelectorales.

Los hechos que terminan de dibujar el contexto son el mal resultado del PSOE en Andalucía, donde Susana Díaz ha perdido sus primeras elecciones frente al PP, y la estrategia diferente que Blanqueries marcó para esta campaña: mientras Ferraz ponía la atención en el bloqueo de Podemos a un gobierno con los socialistas y Ciudadanos, el PSPV bajaba el tono de los mensajes para evitar dañar la relación con los socios del Pacto del Botànic.

De las elecciones del domingo sale un Sánchez más sólido, al sostener al partido como primera fuerza de la izquierda, aunque sea con los peores resultados de su historia. Y Susana Díaz sale debilitada para cualquier estrategia de asalto de Ferraz, como se vaticinaba si Sánchez era la víctima del sorpasso. Este, finalmente, lo ha sufrido la presidenta andaluza por parte del PP.

El efecto valenciano es que el PSPV seguirá teniendo como interlocutor en la sede madrileña a Sánchez, pese a la mejor relación de Ximo Puig con Díaz.

Además, la diferente estrategia con respecto a Podemos ha colocado en posiciones contrapuestas al dirigente valenciano y a la andaluza. Esta insistía ayer mismo en culpar del retroceso de los socialistas a las veleidades de haber dialogado con Pablo Iglesias.

Más allá de fundamentos ideológicos, es una cuestión de aritmética autonómica: Puig preside la Generalitat apoyado en Compromís y Podemos, que han ido de la mano en las elecciones generales, y Susana Díaz gobierna con el respaldo de Ciudadanos.

Los resultados electorales dejan así al PSPV en una situación más aislada: con un discurso diferente sobre Podemos al que emana desde Ferraz „y también desde la Junta de Andalucía„ y sin una relación cómplice con el actual secretario general del PSOE, fortalecido tras los comicios.

La línea fuerte que Blanqueries ha marcado con respecto a Ferraz al perfilar un discurso propio, con la voluntad de armar una vía valencianista potente y reivindicativa, que equipare al PSPV a las federaciones históricamente con más peso (catalana, andaluza, vasca?), es un factor añadido en su aislamiento, buscado para separarse de Madrid y ahora ayudado por las circunstancias.

En clave interna, a Ximo Puig no se le presenta un horizonte interno conflictivo. Al menos, durante unos meses. Si no hay cambios, la consigna en el PSOE es aplazar los congresos hasta después de la formación de gobierno. Mariano Rajoy necesita apoyos y Sánchez no tiene la menor intención de ponérselo fácil, de modo que el proceso se alargará, previsiblemente.

Si se agotan los plazos, podría no haber ejecutivo „si finalmente lo hay„ hasta septiembre. Posteriormente, tocaría el congreso federal de los socialistas y en cascada, después, los de las distintas federaciones.

El panorama deja unos meses de calma chicha para Pedro Sánchez y también para Ximo Puig en la Comunitat Valenciana.

Los resultados del PSPV el pasado domingo podrían dar lugar, no obstante, a cierta reacción interna contra la línea dominante en Blanqueries.

Es así porque el avance en votos en las últimas generales se ha producido en la provincia de Valencia. Sube más de 8.000 votos, mientras que en Alicante y Castelló ha sufrido una ligera sangría de apoyos: pierde más de mil en cada una de estas circunscripciones.

La dirección del PSPV en la provincia de Valencia es la mejor aliada de Pedro Sánchez en el territorio. El secretario general, José Luis Ábalos, es uno de los apoyos más fieles del líder socialista en el Congreso de los Diputados.

Cuando surgió el último desencuentro entre Blanqueries y Ferraz, a cuenta de la propuesta de Ximo Puig de una Entesa valenciana al Senado con Compromís y Podemos, Ábalos se posicionó públicamente al lado de la dirección estatal, que acabó vetando el plan del jefe del Consell.

Al final, los socialistas valencianos se han quedado por primera vez sin representantes en la Cámara Alta, al perder a los dos que lograron en diciembre por Alicante y Castelló, que ahora ha pasado a tenerlos A la Valenciana.

Al final, nadie gana ni nadie pierde. Es el panorama que las elecciones del 26J dejan a los socialistas. Con un partido en retroceso, pero que aguanta a las nuevas fuerzas de la izquierda. Una formación que crece en la C. Valenciana, pero que no sale del tercer puesto electoral, superada por Compromís-Podemos.