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Bastiones que no cambian de partido

Los 31 feudos de la fidelidad política

Un 6 % de los municipios valencianos, 27 del PP y 4 del PSOE, ha votado al mismo partido en todas las generales desde 1982, año en que se afianza el bipartidismo

Zigmunt Bauman teorizó sobre la «modernidad líquida»: una sociedad que tiende a lo fluido, a lo volátil, a lo provisional, a flexibilizar aquellos valores sólidos y derrumbar las rigideces propias de lo eterno. Tampoco hace falta ponerse tan exquisito: basta con saber que la web que incita a tener aventuras extramatrimoniales Ashley Madison tenía 37 millones de usuarios dispuestos a una infidelidad. Ya casi nada es para siempre en este mundo de la obsolescencia programada. Y menos aún en materia electoral, donde impera el cambio de voto en un mercado que no para de arrojar novedades en forma de partidos o nuevas coaliciones. Sin embargo, todavía hay reductos, pequeñas aldeas galas, donde pervive la fidelidad electoral.

Hay 31 municipios de los 542 que tiene la Comunitat Valenciana (un 6 % del total) que han hecho caso omiso al fin del bipartidismo y han continuado votando en estas Generales al mismo partido que llevan votando en todos los comicios estatales desde 1982, año en el que el bipartidismo PP-PSOE se afianzó.

De esos 31, hay 27 que han votado siempre al PP y sólo cuatro resisten en su apoyo al PSPV. Son once convocatorias electorales consecutivas a lo largo de 34 años, y siempre votando a las mismas siglas. Los socialistas, desafiando las eras de Aznar y Rajoy. Los populares, impertérritos frente al auge del felipismo, el zapaterismo o el fenómeno Podemos y Compromís.

Es una especie en peligro de extinción. Antes del 20D quedaban 43 municipios. Entre los comicios de hace seis meses y los del pasado domingo han caído doce poblaciones de esta lista de la estricta obediencia a un partido. Y es curioso: de los doce pueblos que han cambiado „seis eran del PSOE y otros seis del PP„ todos salvo uno han roto la fidelidad por tener una aventura con la coalición que lideran Compromís y Podemos. Han sucumbido al atractivo de introducir algo nuevo por la ranura de la urna.

Han caído los sempiternos feudos socialistas de Otos, Carrícola, Beneixida, Costur, la Pobla Tornesa y Aín. El PP ya no concatena triunfo electoral en Ador, Alfafara, Ràfol d'Almúnia, Parcent, Benillup i Sanet i Negrals. En algunos de estos municipios el revolcón ha sido por la mínima: en Alfafara ha ganado A la Valenciana por 94 a 93 votos al PP, que siempre había ganado las Generales en la localidad desde 1982. También el domingo cayó la Beneixida socialista: la coalición morada le sacó diez votos al PSPV.

Xàbia, el referente inamovible

El historial de estas rocas electorales inamovibles a las tendencias generales son impresionantes. Algunos ejemplos bastan: en Albaida, en el 1982 de furor felipista AP obtuvo 18 votos más que el PSPV. En la pequeña Sempere, isla socialista de la Vall d'Albaida, la mayoría absoluta de Aznar topó con 15 votos al PSPV y 8 al PP. En Soneja, bastión socialista donde el puño y la rosa han ganado en las 39 elecciones de la democracia, en aquellas generales del año 2000 hubo 596 votos para el PSPV y 386 para el PP.

Se trata, en la mayoría de casos, de pequeños municipios. Entre los cuatro del PSOE suman 2.240 vecinos. La medalla de oro es para la Xàbia del PP, con casi 30.000 vecinos y fiel a la gaviota. Allí no hay más líquido que el de la playa y nada más sólido que la casa del ministro Margallo.

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