A estas alturas, los partidos políticos han extendido hasta la saciedad sus programas para hacer una ciudad mejor. Más limpia, más sostenible, más segura... a poca más de diez días interesan seguramente más las valoraciones de intangibles. Y ayer, a Fernando Giner se le preguntó por alianzas para gobernar si las cuentas salen. «Los proyectos no se cambian por sillones. No acepto el nacionalismo y no acepto renunciar a los derechos civiles que tanto han costado de conseguir y que hay que respetar». Descartados, por alusiones, Compromís y Vox, el margen se acorta. Se habló mucho en los meses anteriores de una unión con el PSPV, pero ni las cuentas salen en las encuestas más optimistas ni las relaciones son boyantes en otras instituciones. «Es que la señora Gómez no está precisamente en el PSOE de Felipe González, que modernizó el país y lo introdujo en Europa. Está en el de Zapatero y Sánchez. Es un partido que se ha radicalizado, sumiso son Grezzi».

Giner se presentó con su particular guardia pretoriana, formada por sus cabezas de lista; del 2 al 6. Rocío Gil (Juventud e Igualdad); Rafael Pardo (Hacienda, Autónomos, Familias); Amparo Picó (Cultura, Fiestas); Narciso Estellés (Policía, Movilidad) y Javier Copoví (Dependencia), incluyendo algunas de sus apuestas innovadoras si los hados y las urnas voltean el color del ayuntamiento para hacer valer su ciudad «Cómoda y Abierta», lema con el que trata de competir con el «Trellat», los «Imparables» o el «Aire Fresco». «Hemos malgastado cuatro años con el tripartito y nos encontramos con una ciudad sucia y atascada» por lo que aboga por «volver a lo elemental que es que el ciudadano se sienta respaldado».

Contra la venta falsificada

Prometió una cruzada contra «la venta de productos falsificados» y que «un comerciante no tendrá al lado de casa alguien que le hace competencia ilegal». Prometió una cadencia máxima de diez minutos entre autobús y autobús y criticó abiertamente la adquisición de 200 vehículos híbridos para el transporte municipal «a entregar en cuatro años, que para entonces, habrá unidades totalmente obsoletas. Serán auténticos cacharros. Es como si yo regalo el mismo móvil los próximos cuatro años. Para cuando lleguen los últimos serán piezas sin valor. Aquí ocurre lo mismo porque el coche eléctrico es imparable».

Para el PP hubo una crítica relacionada con el proyecto de distrito único educativo. «No sé como puede decir eso María José Catalá cuando ha sido consellera de Educación y sabe perfectamente que eso es competencia del gobierno autonómico, no del municipal».