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Análisis

Ellas también quieren la vara de mando

Hasta 38 mujeres aspiran a lograr la alcaldía en el Camp de Túria, donde en 40 años solo nueve mujeres lo han conseguido

Ellas también quieren la vara de mando

En 40 años de democracia tan solo ha habido nueve alcaldesas en la comarca del Camp de Túria. Las primeras no llegaron hasta 1999. Fina Pérez (PSPV) en Llíria y Amparo Doménech (UPIB) en Bétera iniciaron a paso lento un camino que puede dar un paso de gigante el próximo 26 de mayo. De las 91 candidaturas a alcalde o alcaldesa de los 16 municipios de la comarca hasta 38 son mujeres -tan solo en Vilamarxant hay omnipresencia masculina-. Son más del 40 % de los aspirantes que confirman una tendencia: las mujeres llegan a la política para quedarse en ella y dirigirla. Ahora mismo ya hay cuatro alcaldesas en la comarca -Lola Celda (Marines), Cristina Alemany (Bétera), Amparo Navarro (Benissanó) y Alicia Tusón (Serra)-. Tras los comicios del 26M el número podría crecer ostensiblemente.

Hasta once formaciones políticas han presentado alguna mujer como cabeza de lista en alguna de sus candidaturas en el Camp de Túria. Entre todas ellas destacan el PP y el PSPV. Los populares llevan 11 mujeres entre sus 16 alcaldables y los socialistas, 10. Les siguen Compromís con 4; Podem con 3; Ciudadanos, EUPV y Contigo, con 2; y Els Verds, Grupo Cívico l'Eliana, Los Verdes Ecopacifistas y Vox, con 1.

Lola Celda, del PSPV, una de las munícipes más veteranas de la comarca con 16 años como máxima responsable del Ayuntamiento de Marines, vuelve a presentarse en busca de su quinto mandato. Empezó su carrera política con la intención de «mejorar la vida de mi pueblo, que es pequeño; de mis familiares, vecinos... es algo que me llena mucho, soy servidora pública por vocación». No obstante, según relata, los inicios no fueron fáciles: «Ahora se ha normalizado que haya una alcaldesa, pero al principio fue duro. Hubo momentos en que algún vecino me esperó en la puerta para mandarme a fregar a mí y a una compañera. Afortunadamente ya no se dan esas cosas».

También cuenta con una dilatada experiencia política María José Ruiz, alcaldable por el PP en Riba-roja de Túria. Concejala durante dos décadas, ya ha sido portavoz del grupo municipal popular en el último mandato, aunque desde la oposición. «Estaba involucrada en el partido pero jamás pensé que iba a llegar a un cargo público. Quería aportar a mi pueblo y un día a altas horas de la noche me llamó Paco Tarazona -alcalde por entonces- para que le acompañara en un puesto alto de salida y, sin mucho tiempo para meditarlo, dije que sí. Pude transformar en algo más serio esa inquietud que tenía por ayudar a mi pueblo», narra. En todo ese tiempo, aunque asegura que nunca se ha sentido «despreciada» por ser mujer, sí que apunta que «desde que he dado el paso a un primer plano sí que he notado que tengo que demostrar diez veces más que un hombre». «No me gusta ni decirlo, pero parece que hay gente que no percibe la autoridad que tiene un cargo si es mujer. Nadie plantea lo antipático que es un hombre, y sí si lo es una mujer», denuncia.

Respecto a ese trato machista advierte también Cristina Alemany, alcaldesa y candidata de Compromís en Bétera: «Son cosas muy sutiles. Soy mujer y joven y a veces sí que aprecio un cierto instinto paternalista en los hombres que chirría». «Falta muchísimo camino todavía por recorrer aunque sí que se ha avanzado. Pero no hemos de relajarnos porque cuesta mucho avanzar y se retrocede muy rápido, tanto en lo político como en cualquier otro ámbito», reivindica Alemany.

Lorena Barroso, de EUPV en l'Eliana, también lleva un amplio trayecto político: más de 30 años en la formación. «Lo llevaba en el ADN. Me llamó la atención IU porque era un gran proyecto unir a toda la izquierda y creo que la política es la única forma de cambiar el mundo, porque para poder hacerlo hay que cambiar las leyes y legislar», señala. Coincide, aunque a medias, con la percepción de sus compañeras sobre el trato recibido: «Estoy rodeada de gente muy progresista que cree mucho en la perspectiva de género, pero sí que es verdad que al hablar con otras formaciones me han ignorado o invisibilizado por ser mujer».

Más reciente en el mundo político son Inma Belenguer, alcaldable de Ciudadanos en la Pobla de Vallbona, y María José Rodríguez, de Podem en Llíria. «Nunca me había dedicado a la política, pero hace cuatro años y medio, con la situación de corrupción que había, me interesé y me afilié a Ciudadanos porque coincidía con mis ideas. Conseguimos dos concejales y mi interés se ha disparado al ver que de verdad se podía hacer cosas desde dentro del ayuntamiento», explica Belenguer, que declara no haber sufrido ningún problema por ser mujer en el ámbito político -«yo creo que es porque la mentalidad ha cambiado», entiende-, aunque sí en su vida laboral: «Trabajo en ingeniería y me llegaron a decir que tuviera cuidado con lo que comentaba para no herir la sensibilidad de un hombre», revela.

Por su parte, Rodríguez aterriza ahora en el juego político. «Veo que si no nos ponemos gente normal en la política no se solucionan las cosas», defiende. Asegura no sentirse discriminada en ningún momento: «No he vivido nada así, imagino que gracias al avance del feminismo», señala.

Valores que aporta una mujer

Distintas apreciaciones mantienen las seis representantes sobre lo que puede aportar una mujer como alcaldesa a diferencia de un hombre. Alemany, Barroso, Belenguer y Rodríguez insisten en que son exactamente iguales que un hombre. Ruiz y Celda van más allá y ven aspectos que dan valor a su condición. «La mujer tiene una sensibilidad que el hombre no tiene. La mujer tiene una capacidad de gestión frente a la adversidad que no tiene un hombre. Tiene mucha más capacidad de resistencia. En épocas difíciles la mujer saca las castañas del fuego», reivindica Ruiz. «Tenemos una forma más amable de ver la política. Somos más cercanas y nos anticipamos a los problemas. Somos grandes cuidadoras de la familia y sabemos cómo hacerlo también de la sociedad», incide Celda.

Comicios tras comicios el número de alcaldesas se consolida y crece. Cada vez queda menos para ver una mujer presidenta de la Generalitat o al frente del Gobierno.

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