El fuerte ascenso obtenido por el PP en Llíria en los comicios del pasado domingo obliga ahora a PSPV y Compromís-MoVe a entenderse en la capital del Camp de Túria para poder sacar adelante un gobierno de izquierdas. Ambas formaciones deberán reeditar un pacto electoral que durante los últimos cuatro años resultó un tanto convulso con idas y venidas. En aquel momento el PSPV pudo gobernar en minoría gracias a la debilidad del PP. Ahora los populares han recuperado músculo y esa opción ya no existe. El alcalde en funciones y candidato del PSPV, Manolo Civera, lo tiene claro: «Hay que entenderse sí o sí». El líder de Compromís-MoVe, Joanma Miguel, también: «Hay que demostrarlo rápido, el bien para Llíria es un gobierno progresista y de izquierdas».

La pasada legislatura también se inició en Llíria con un pacto entre PSPV y Compromís-MoVe con el que Manolo Civera se convertía en 2015 en el alcalde de Llíria tras 12 años de gobiernos populares. Pero las grietas surgieron muy pronto. Apenas unos meses después de las elecciones, en noviembre de ese mismo 2015, las desavenencias del entonces portavoz de Compromís-MoVe, Paco Garcia, con la gestión de Civera provocaron que la formación valencianista rompiera el acuerdo y se saliera de aquella ejecutiva. El PSPV, aún así, pudo gobernar en minoría ya que sus ocho concejales superaban la suma de PP (6) y Ciudadanos (1). Compromís se pasaba a la oposición, pero tampoco iba a darle la alcaldía al PP.

En ese contexto de enfrentamiento, mediada la legislatura, se produjo un nuevo acercamiento entre ambas formaciones, sugerido por las direcciones provinciales de los dos partidos. Hubo reconciliación, que se hizo pública en octubre de 2017, momento a partir del cual PSPV y Compromís-MoVe volvieron a compartir ejecutiva en la capital del Camp de Túria gracias al llamado Pacte de Ca la Vila.

La última cita electoral, con el crecimiento del PP -ha conseguido más de 1.000 votos más que en 2015-, pone sobre el escenario un nuevo pacto entre ambas formaciones. Los números salen. Los seis concejales socialistas más los cinco de Compromís alcanzan la mayoría necesaria para gobernar. Pero en caso de desacuerdo, ninguno de los dos podría hacerlo en minoría. Y es que esta vez la fuerza más votada es el PP de Reme Mazzolari.

«Hay que entenderse sí o sí. Hay que hacer un esfuerzo intelectual, humano y político», admitía ayer Manolo Civer, el número uno socialista, a Levante-EMV. «Es necesario que trabajemos codo con codo porque Llíria tiene un potencial de progreso que se puede explotar, pero haciendo que sea una ciudad más justa y amable», manifestaba Civera, que avanzaba que ya se habían iniciado los primeros contactos. Repecto a lo convulso del pasado, el alcalde reconocía que «hubo casos puntuales, pero ya es otra historia». «Espero que no haya problemas, pero hay que tener amplitud de miras y generosidad para trabajar», incidía.

Por su parte, Joanma Miguel, candidato de Compromís-MoVe, también mostraba su disposición al pacto en palabras a este diario: «Hablaremos una y mil veces de proyectos concretos y cosas positivas para el pueblo. El bien para Llíria es un gobierno progresista y de izquierdas. Habrá que poner mucho sentido común, pero hay ilusión de trabajar en conseguir una Llíria mejor». Eso sí, Miguel admitía que es necesaria una «autocrítica» porque «ha habido un 40 % de abstención en Llíria» y apuntaba a la necesidad de que ese acuerdo entre PSPV y Compromís-MoVe «no se demore demasiado». «Hay que demostrar rápido que queremos ese pacto», añadió.