La segunda legislatura para el Govern de la Nau (sin presencia de Unidas Podemos, que ha quedado fuera del ayuntamiento) se prevé que sea la de la culminación de los proyectos impulsados en la primera, en especial, de las políticas de movilidad, marcadas por las restricciones al coche, las peatonalizaciones y la implantación de los carriles bici en el centro histórico y la ronda interior, que han sido la gran apuesta del tripartito deparándole tanto elogios como controversias.
Asociado a la restricción del coche está la mejora del espacio público y las reformas de las grandes plazas (Reina, San Agustín, la del Ayuntamiento y la de Brujas-Mercat),aunque de momento ninguna se ha ejecutado. Dos de ellas, Brujas (que ha sido objeto de un concurso de ideas) y Reina, ya tienen nuevo diseño pero las obras se están demorando más de lo esperado.
La pacificación de estas grandes plazas, que articulan la ciudad, obligará a llevar a cabo una profunda reestructuración de las líneas de la EMT, que se sumará a la que ya se ha llevado a cabo en la anterior legislatura y que no ha estado exenta de críticas por parte de los vecinos y usuarios, que han cuestionado insistentemente los reajustes. El reelegido alcalde ya anuncia que la próxima legislatura será la del transporte público.
Dentro del ambicioso plan de Movilidad municipal aprobado por el PP, y desempolvado por Giuseppe Grezzi, de Compromís, que lo ha aplicado sin titubeos, se incluye el cierre al tráfico del centro histórico y la puesta en servicio de un sistema de vigilancia con cámaras. El sistema está ya instalado, pero todavía siguen tramitándose los permisos para su puesta en marcha, que se espera para esta legislatura.
A falta de ver cómo queda el reparto de concejalías, la previsión de Grezzi era seguir ampliando la red de carril bici en Primado Reig y Fernando el Católico. Aun queda por abordar la movilidad en un eje esencial como es el de la avenida del Cid, donde ya se aplicaron cambios encaminados a pacificar el tráfico, como la supresión de las pasarelas y la señalización de nuevos pasos de cebra.
Donde apenas avanzó el tripartito ha sido en políticas de vivienda. Ribó ha anunciado una nueva empresa público-privada para la construcción de pisos de alquiler. Una vez liberado del corsé del plan de ajuste, el ayuntamiento opta a nuevas vías de financiación a través del Banco Europeo de Inversiones para la construcción de viviendas y la mejora del sistema de saneamiento de la ciudad, colapsado por las toallitas higiénicas y donde se requiere una inversión millonaria.
En Urbanismo siguen abiertos muchos frentes, el principal el nuevo plan del Cabanyal que sentará las bases para la recuperación del barrio, donde siguen sin ver las ayudas prometidas del programa europeo Edusi, cuyos proyectos (que incluyen varias dotaciones vecinales) llevan meses atascados.
Los grandes desarrollos urbanísticos del Grao y Benimaclet, especialmente el segundo, que ya está en fase de aprobación de la propuesta del agente urbanizador, podrían ver la luz en la próxima legislatura. Los procesos de participación ciudadana marca de la casa del tripartito han dado voz a los vecinos en las decisiones políticas pero también han dilatado los plazos de algunas planes como el plan especial de Ciutat Vella, que quiere poner coto, entre otros problemas, al de los apartamentos turísticos.
Como grandes proyectos de ciudad, está el Parc Central, donde el Gobierno de Sánchez ha reiterado su compromiso con las infraestructuras pendientes, la más inmediata el soterramiento de las vías (canal de acceso). Menos cercano parece la prolongación del túnel de Serrería, fundamental para el desarrollo del Grao.
La recuperación para uso ciudadano del nuevo cauce, el denominado Parque Fluvial, anunciada por Ribó sigue pendiente. Aumentar las dotaciones de policía local y ejecutar el plan de mejora de colegios (Edificant) suman igualmente a la lista de compromisos.
