Ensalada de burrata con tomates confitados, piñones, rúcula y mermelada, así como tostada de cecina con mermelada de higo verde al toque de aove o crep de frutos rojos. Y es que, todo es mermelable. Una filosofía que abandera la empresa de la Comunitat Valenciana Dulces La Cartuja, dedicada a la fabricación de mermeladas y elaboraciones de fusión artesanas sin colorantes ni conservantes en las que se utilizan materias primas de proximidad, reconocidas con el certificado de Industria Artesana.

Con el objetivo de ser una "fuente constante de inspiración e innovación", esta empresa ubicada en Altura apuesta por la calidad de sus confitados, acercando los productos gurmé a las mesas de sus clientes. Para adaptarse a sus demandas, Dulces La Cartuja pone a disposición sus alimentos en numerosos formatos. Desde pequeños envases de 30 gramos pensados para regalar como detalle hasta paquetes de un kilogramo destinados a la restauración y hostelería.

Amor por la confitería y los productos valencianos

Dulces La Cartuja nació de la pasión de Germán Torres, un vecino de Montanejos que en 1985 decidió cultivar membrillo, llegando a plantar hasta 900 árboles en un enclave privilegiado. Así, al abrazo de las sierras Calderona y Espadán, junto a la Cartuja de Val de Cristo, fundó su pequeña empresa y fue incorporando, con la ayuda de su hijo, nuevos productos, como mermeladas de tomate y albaricoque.

Actualmente, el negocio está gestionado por Germán y Sacri, un matrimonio, según ellos mismos describen, "enamorado de su comarca", con amplia experiencia en el mundo de la confitería y la materia prima que en ella se cultiva, como la naranja, los higos, las mandarinas o la calabaza, entre otras variedades.

Con ellos elaboran hasta 66 variedades de mermeladas, tanto con azúcar como sin ella, así como sin aditivos. Una amplia variedad de confituras que completan la rica oferta gastronómica de Dulces La Cartuja, compuesta también por la línea de mermeladas ecológicas, las frutas confitadas, los Gelée y el dulce de membrillo.

Y es que, la empresa de la Comunitat Valenciana ha logrado consolidarse como uno de los negocios más valorados, tanto a nivel nacional como internacional, por el sector y los propios consumidores. ¿Su fórmula de éxito? La firme apuesta por la calidad, la innovación y la denominada "filosofía kilómetro cero":

  • Calidad. Máxima calidad y seguridad en los productos en todas las fases de producción y selección. De hecho, Dulces La Cartuja cuenta con diversos certificados de calidad ISO.
  • Innovación. En Dulces La Cartuja fomentan, mejoran y rediseñan sus productos, incorporando nuevas materias primas que potencian la capacidad creativa de sus recetas. De hecho, este factor les permitió lanzar su línea de mermeladas diseñadas para el maridaje.
  • Filosofía Kilómetro Cero. Desde la empresa de Altura contribuyen a la promoción de la agricultura del Alto Palancia, apoyando a todos los actores que la componen, como las especies de productos en peligro de extinción.