La crisis económica ha obligado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero a dar un giro de 180 grados a la política en la que basó su programa electoral y a la política social de la que venía haciendo gala. El tijeretazo al gasto público y la reforma laboral hacen que el presidente del Ejecutivo y el grupo parlamentario socialista tengan que replantearse su estrategia parlamentaria de pactos, que hasta ahora venían sorteando con la que se venía denominando "geometría variable". Es decir haciendo equilibrios con unos y otros, según qué temas, para formar mayorías. Zapatero comienza así una dura carrera en la que tendrá muy difícil mantenerse hasta las elecciones, previstas para 2012.

El primer obstáculo a superar será el martes, con la votación de la reforma laboral. Ningún grupo ha manifestado todavía su apoyo, aunque CiU parece la formación más predispuesta a acudir al rescate del Gobierno. Y después queda el debate sobre el Estado de la Nación, a mediados de julio, y los Presupuestos para 2011. Tarea difícil si se tiene en cuenta que las cuentas del pasado año, las primeras de la ministra Elena Salgado que ocupó el puesto de Pedro Solbes, fueron aprobadas gracias a las concesiones realizadas al PNV y a CC.

Tras poco más de seis años al frente del Gobierno, Zapatero ha dilapidado todos sus apoyos, tanto de izquierda como nacionalistas, con los que ha contado en este tiempo. Desde su primera investidura, el 16 de abril de 2004, en la que obtuvo el respaldo de cinco partidos, además del PSOE, -IU, ICV, Chunta Aragonesista (CHA), ERC y CC-, las abstenciones del PNV y CiU y el voto en contra del PP, ha pasado ha sacar su reciente plan contra el déficit por un solo voto -169 votos de los diputados socialistas frente a 168- y gracias a la abstención de CiU.

En su primera legislatura, Zapatero, que había llegado a La Moncloa contra todo pronóstico tras el batacazo del PP por su gestión del 11-M y la guerra de Iraq, no tuvo problemas para sacar adelante sus iniciativas del agrado de los partidos de izquierda, como la retirada de las tropas españolas de Iraq, y la aprobación de la ley de matrimonio homosexual, que contó con el respaldo del PSOE, grupo mixto, Izquierda Verde, ERC, PNV, CC, dos diputados de CiU y la ex ministra del PP, Celia Villalobos. Votaron en contra el PP y diputados de CiU.

Tampoco tuvo problemas el presidente del Gobierno para que el Congreso respaldase su proyecto de la "Alianza de Civilizaciones" y su política para la negociación con ETA. También fue aprobada en abril de 2006 la Ley Orgánica de Educación (LOE), con la polémica incorporación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, con el voto a favor del PSOE, IU, ERC, PNV, CC y EA, y un mes antes también salió adelante el Estatuto catalán, pactado entre el PSOE y CiU y a costa de dejar fuera a ERC, que junto con el PP y EA votaron en contra y que tantos quebraderos está dando, sobre todo a los grupos que apostaron por su reforma.

En su primera legislatura, Zapatero también vio respaldada por una amplia mayoría, incluso con el "apoyo crítico" del PP, una de las leyes más trascendentes de la la legislatura, la de Dependencia, que fue rechazada por los nacionalistas de CiU y del PNV, así como por Eusko Alkartasuna y Nafarroa Bai, por entender que invadía las competencias autonómicas en materia de protección social.

En 2008, ya con la crisis encima, el PSOE ganó de nuevo las elecciones y Zapatero afrontó su segundo mandato sin contar con el apoyo de ningún grupo parlamentario. De hecho se convirtió en el primer presidente electo de la democracia en ser investido por mayoría simple, en la segunda votación. Desde entonces ha ido sorteando las votaciones como ha podido. El PNV le salvó los presupuestos de 2010 y CiU el tijeretazo. A pesar de ello, y aunque ha perdido 24 votaciones, la última el jueves, ha sacado adelante la reforma de la ley del aborto con una amplia mayoría, gracias al apoyo del PNV, ERC, BNG, IU, ICV y Nabai.