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Incluir a España entre las "Repúblicas de la aceituna" junto a los países de la Europa mediterránea es un estereotipo que por simplista no convence a varios colegas de Joel Kotkin, el geógrafo y publicista norteamericano que en el último número del semanario Newsweek acaba de publicar un artículo donde divide el mundo en 17 grandes entidades. Geógrafos y economistas consultados tampoco aprecian novedad alguna en que se incluya a España entre los países que integran la periferia geoeconómica de Europa.

Joel Kotkin acaba de situar a España, según su terminología, entre repúblicas europeas de la aceituna junto con Portugal, Italia, Eslovenia, Kosovo, Montenegro, Macedonia y Grecia, países que el autor encuadra por sus supuestas características comunes con altos niveles de deuda pública y con una población cada vez más envejecida. El periodista y escritor catalán Enric Juliana admite que le llamó la atención el análisis del geógrafo norteamericano "porque reclasifica las zonas geográficas y les otorga un nombre, un ejercicio estimulante aunque no se esté de acuerdo", y reconoce que el análisis de Kotkin supone también "una cierta provocación intelectual, muy discutible porque no baja a los detalles pero interesante porque deja a un lado las unidades nacionales y habla de los conceptos de ciudades-estado que trascienden las propias realidades nacionales, como es el caso de Londres y París".

Juliana, sin embargo, no oculta que la inclusión de España entre las repúblicas aceituneras se enmarca "en una opinión ciertamente peyorativa, extendida en circuitos anglosajones influyentes, que reflejan que España no pasa por su mejor momento. Desde hace tiempo existe una cierta desconsideración por la Europa mediterránea".

El geógrafo Fermín Rodríguez asegura que la teoría de Kotkin "no aporta nada nuevo" como no sea una "vulgarización despectiva" del ámbito mediterráneo. El director del Ce-Codet de la Universidad de Oviedo sostiene que la denominación "repúblicas de la aceituna" vulgariza la clásica marca "países mediterráneos", que, según apunta, "es muy importante, está entre las creadoras de Europa y resulta imprescindible para entender la civilización actual".

Marcas conocidas

Además, Rodríguez asegura que la "Nueva Hansa" de la que habla Kotkin como cabeza tractora de Europa no es más que los países germánicos, "una marca tan conocida como la mediterránea", mientras que Francia queda como verso suelto por tratarse de un territorio que actúa como "gozne" de lo germánico y lo mediterráneo. "Nada nuevo", concluye Rodríguez.

Fernando Rubiera, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Oviedo, también sostiene que la inclusión de los países de la Europa mediterránea en la periferia socioeconómica europea "es un planteamiento viejísimo". Afirma que la mayor novedad en los últimos lustros en el mapa geoestratégico de Europa consiste "en el debilitamiento del eje mediterráneo formado por el norte de Italia, el norte de España y el sur de Francia ante la fuerza de Alemania y los países del Este, que ofrecen mano de obra cualificada y barata, suelo industrial barato y una proximidad geográfica a Alemania, que han propiciado un desplazamiento del centro económico europeo marcado anteriormente entre Londres-París y Alemania".

Este economista también se distancia de la interpretación que hace el geógrafo norteamericano de equiparar al norte de Italia con el resto del país, entre esas "repúblicas de la aceituna", cuando esa zona "presenta unos niveles de industrialización equiparables a los de Alemania". Y considera desacertado, por simplista, el calificativo de "república de la aceituna", para un ámbito geoeconómico tan amplio y con zonas de distinto nivel de desarrollo aún en el mismo país.

El geógrafo Manuel Maurín también mantiene que el mapa geoeconómico de Europa no ha cambiado demasiado en el último siglo. "Alemania, Países Bajos, el norte de Francia, fundamentalmente París y el sur de Inglaterra, fundamentalmente Londres y toda su zona de influencia, han tenido un papel hegemónico en el desarrollo económico de Europa por su desarrollo industrial, mientras que los países mediterráneos, España, Portugal y Grecia, han tenido un papel secundario aun cuando entraron en la Unión Europea". Maurín, que como Rubiera no conoce el contenido íntegro del artículo de Kotkin, no aprecia cambios significativos en esa estructura.

Rafael Puyol, también geógrafo, considera que el diagnóstico de su colega norteamericano "es muy provisional y muy coyuntural pues está basado, en exceso, en criterios económicos". El ex rector de la Universidad Complutense de Madrid aprecia "una cierta originalidad" en las conclusiones de Kotkin, pero advierte de que las mismas "parecen ignorar que Europa tiene unas reglas y unos criterios basados en normas comunes para la economía, un derecho comunitario, en fin, una serie de lazos y de planteamientos comunes que también existen en otras áreas geográficas como es el caso de Mercosur, por no hablar de otras conexiones como las que puede haber en el mundo árabe, por razones de ley y de religión". Puyol califica de "divertimento con algún fundamento" la teoría de su colega norteamericano pero pronostica que "probablemente dentro de un año nadie se acuerde de este mapa".