La ministra de Defensa, Carme Chacón, se ha mostrado hoy convencida de que nadie rechazará una fórmula que garantice respeto en los actos de la Fiesta Nacional, aunque tanto el PP como los grupos de izquierdas lo han criticado, apelando a la libertad de expresión y a la imposibilidad de controlar al público.

Dos días después de que el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recibiera abucheos en distintos momentos de la Fiesta Nacional, Chacón ha insistido en la necesidad de buscar una fórmula para garantizar el respeto de los asistentes al menos en tres momentos especialmente solemnes: el himno, el izado de la bandera y el homenaje a los caídos.

Y, a su entender, es "imposible" que se opongan los grupos parlamentarios, a quienes ha asegurado que el Gobierno está abierto a sus sugerencias.

Sin embargo, desde el PP y los grupos de izquierdas del Parlamento se han expresado objeciones, aunque por distintos motivos: los primeros por entender que coarta la libertad de opinión y los otros por verlo inviable.

Así, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha opinado que el Gobierno "pretende limitar la libertad de expresión de los españoles con pretextos de protocolo".

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha dicho que como oficial del ejército que fue le "dolió" que hubiese abucheos durante el homenaje a los caídos, pero también ve "inútil" buscar una fórmula para que no se repita.

"Como decía el clásico: es uno de esos esfuerzos inútiles que conducen a la melancolía", ha añadido, porque "no existe protocolo" ni "ley alguna" que pueda impedir que se produzcan este tipo de situaciones, "salvo si se sacase el desfile de la vía pública y, por lo tanto, se impidiese llegar a los ciudadanos".

También desde el PP el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha denunciado el "fariseismo" de los que critican los abucheos al Gobierno en la calle, y les ha preguntado "dónde estaban" cuando antes, en algunos actos públicos, se llegó a acusar al PP de "asesinar niños" en la guerra.

González ha asegurado que una ley para evitar los pitidos sería "lo más contrario a la libertad de expresión y al Estado de Derecho".

Justificándolo de otra manera, los grupos de izquierda del Congreso también han expresado su opinión contraria a regular por ley actos como la Fiesta Nacional.

Izquierda Unida, a través de su portavoz en la Cámara, Gaspar Llamazares, ha tachado la sugerencia del Gobierno de "bienintencionada, pero inviable", ya que es imposible "imponer la educación a quien no la tiene" y que "se dé cobertura por parte de otros partidos a los intolerantes".

Francisco Jorquera, desde el BNG, ha exigido la condena unánime y la reprobación por parte de todos los partidos de comportamientos como los del pasado martes, actitudes que serían cada vez más minoritarias y marginales si ninguna fuerza les diera amparo.

Quien más lejos ha ido en sus sugerencias ha sido el portavoz de ERC, Joan Ridao, que ha aconsejado la supresión del desfile militar y que el dinero que se emplea en su organización se destine a gastos sociales.

Rosa Díez, portavoz de UPyD, ha advertido al Gobierno de que no contará con su colaboración para establecer un protocolo contra los abucheos, algo "bastante difícil" de regular.

Por su parte, la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) ha rechazado los pitidos, porque una "educación ciudadana mínima" implica "un mínimo de respeto" en esas circunstancias, pero no comparte la necesidad de un protocolo que limite los derechos ciudadanos en la calle.