El pleno del Senado ha culminado hoy la reforma de la Ley del Tribunal Constitucional para acortar el mandato de sus miembros si se retrasa su elección, requisito necesario para que la Cámara Alta, tras casi tres años de bloqueo, designe en noviembre a los magistrados que le corresponde nombrar.

Una reforma que ha sido aprobada por unanimidad y que se ha introducido dentro de otra iniciativa que nada tiene que ver: la modificación de la Ley Electoral para cambiar la papeleta de voto al Senado, que tendrá un formato más simple y reducido para evitar muchos de los votos nulos y en blanco que se producen actualmente.

Fue una enmienda de CiU sobre el cambio de esta papeleta la que sirvió para consensuar entre todos los grupos del Congreso la reforma de la Ley orgánica del TC, modificación que establece que el mandato de los magistrados del Alto Tribunal se acortará tanto tiempo como se retrase su nombramiento.

Gracias a este cambio, se salva la posible inconstitucionalidad que podría producirse debido al retraso de casi tres años en la designación de los magistrados que corresponde nombrar al Senado, que prácticamente coincidiría en el tiempo con la elección de magistrados del Congreso.

La Constitución exige que los miembros del TC sean elegidos por el Congreso, el Senado, el Gobierno y el CGPJ (cuatro magistrados cada institución por un periodo de nueve años), y que se renueven por tercios cada tres años.

Rosa Vindel, en nombre del PP, ha apuntado que este recorte del mandato no se vincula a la persona designada, sino al cargo que ocupa, por lo que la reforma se adecúa a la Constitución y ha defendido que era "la mejor solución posible" pese a introducirse en otra ley.

La senadora socialista Susana Sumelzo se ha limitado a subrayar que la reforma del TC es "estrictamente necesaria y técnica", y ha apuntado que las reticencias de grupos como CiU o PNV obedecen más a razones de forma, por el método elegido para proceder a este cambio, que por los términos concretos de la modificación.