Hugo Jaeger fue fotógrafo personal de Hitler. Documentó en imágenes múltiples aspectos de la vida pública y privada del Führer, del régimen nazi, y de la segunda guerra mundial, desde 1936 hasta el final de la guerra. Poseía la más reciente tecnología para realizar fotografía en color, la cual estaba en sus inicios en aquellos momentos y era muy del gusto de Hitler.

Con la derrota alemana y consiguiente invasión del país, su casa, cerca de Munich, fue registrada por soldados norteamericanos. Dieron con una maleta de cuero en la que Jaeger había depositado miles de negativos, pero al abrirla se encontraron con una botella de coñac que el fotógrafo había colocado encima de las diapositivas. Los soldados entusiasmados compartieron con él la botella y se olvidaron de la maleta.

Ante el riesgo de ser sorprendido finalmente por las fuerzas aliadas con ese material comprometedor, lo que podría traerle nefastas consecuencias, decidió esconderlo metiendo los negativos en envases de vidrio y enterrándolos a las afueras de Munich. Periodicamente los desenterraba para cerciorarse de su estado de conservación y los volvía a soterrar. Así hasta 1955 en que definitivamente los levantó para depositarlos en una cámara acorazada. En 1965 los vendió a la revista Life la cual los mantuvo prácticamente inéditos hasta que los publicó en su edición digital en el 2008.

Hugo Jaeger estuvo en España en el mes de mayo de 1939 fotografiando las últimas semanas de la Legión Cóndor, y con ella se desplazó a Vigo para reembarcar hacia Alemania. Las distintas unidades germanas comenzaron a llegar por ferrocarril a Vigo desde la madrugada del día 24 de mayo y embarcaron para Hamburgo el día 26. Por tanto las fotos del desfile fueron sacadas entre esas dos fechas.

Una curiosa y muy interesante fotografía, de gran valor por la tortuosa historia que la acompaña y por la biografía de su autor.