Con su ascenso a la presidencia del Tribunal Constitucional (TC), Pascual Sala culmina una carrera en la que, siempre vinculado a sectores progresistas, ha ocupado las más altas responsabilidades en el Poder Judicial, y ahora deberá decidir sobre algunas de las leyes más emblemáticas del Gobierno socialista.

El TC que presidirá Pascual Sala tiene pendiente resolver, entre otros, los recursos del PP contra el matrimonio homosexual y contra la ley del aborto, aunque en principio la actual composición del tribunal -con mayoría de miembros "progresistas"- no augura dificultades a estos proyectos.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia, Sala -valenciano de 75 años- ingresó en la carrera judicial en 1963 como número uno de su promoción, y llegó al TC en 2004, designado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), del que también fue presidente, al igual que del Tribunal Supremo, desde 1990 a 1996, en la última etapa de gobierno de Felipe González.

Pascual Sala, magistrado de la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, fue también presidente del Tribunal de Cuentas durante dos años (1988-1990), órgano del que formaba parte desde 1982 cuando fue elegido consejero a propuesta del PSOE.

En el Constitucional su mandato no concluye hasta 2013 y es uno de los magistrados considerados de "tendencia progresista" que destacó por su postura favorable a avalar la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña casi en su totalidad.

Tras los complejos debates sobre el Estatut, que debilitaron intensamente la credibilidad del TC, Sala ha ganado la batalla por la presidencia, convirtiéndose así en el primer juez de carrera que estará al frente de la institución, ya que todos sus predecesores provenían del ámbito académico.

Otro episodio difícil para Pascual Sala fue en 2007 la tramitación del recurso del PP contra la reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC) que estableció la prórroga del mandato del presidente, cargo entonces ocupado por María Emilia Casas.

El PP recusó a Sala y a otros dos magistrados progresistas -Aragón y Pablo Pérez Tremps- cuestionando su imparcialidad, aunque dicha recusación fue finalmente rechazada.

Sala fue fundador también de Justicia Democrática, un movimiento opositor al franquismo desde el mundo del Derecho, en el que se integraron jueces, magistrados, fiscales y secretarios judiciales.

Llegada ya la etapa democrática también formó parte de la asociación progresista Jueces para la Democracia.