ETA ha escrito su historia con sangre. Entre los más de 800 asesinatos que deja su medio siglo de terrible sucesión de crímenes se encuentran 20 personas nacidas en la Comunitat Valenciana y otras 11 vinculadas a esta tierra. La amargura y el dolor causado por los etarras va mucho más allá de estas 31 vidas valencianas rotas, 9 de ellas en atentados cometidos en la Comunitat, puesto que también hay que anotar los 35 niños valencianos a los que la barbarie terrorista convirtió en huérfanos.

También ha perpetrado 58 atentados con bomba en la Comunitat Valenciana que dejaron 70 heridos y que tenían, en la mayoría de casos, al turismo en el punto de mira. Las «campañas de verano» en las principales playas levantinas (Benidorm, Alicante, Xàbia, Dénia, Gandia...) pusieron en jaque a la primera actividad económica local.

ULTIMO ATENTADO EN 2005

El último atentado de ETA en territorio valenciano tuvo lugar el 27 de febrero de 2005, cuando puso una bomba en una residencia de empleados del banco BBVA en la localidad costera de la Vila Joiosa, aunque en aquella ocasión no hubo víctimas mortales.

Las últimas víctimas mortales causadas por la banda terrorista en la Comunitat fueron, el 4 de agosto de 2002, una niña de 6 años, hija de un guardia civil, y un hombre de 57, que fallecieron tras la explosión de un coche bomba frente al cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola.

El coche-bomba causó también heridas a cerca de cuarenta personas, muchas de las cuales se encontraban en una parada de autobús cercana, incluida en el recorrido de una de las líneas de autobús más utilizada por turistas y veraneantes.

EL TURISMO, EN EL PUNTO DE MIRA

La costa valenciana ha sido objeto de diversos atentados de ETA desde 1979. En enero de 2005 puso una bomba en un hotel de Dénia, que obligó a 200 personas que se encontraban instaladas en el recinto y causó heridas leves a una persona y daños materiales tanto en el hotel como en 56 viviendas de una urbanización cercana.

La provincia de Alicante ha sido la más afectada por las acciones de la banda terrorista en los últimos tiempos. En los últimos siete años se han producido seis atentados, como la bomba de escasa potencia que en diciembre de 2004 estalló en la zona de La Explanada, en pleno centro de Alicante.

En julio de 2003 ETA hizo estallar dos bombas en sendos hoteles de Alicante y Benidorm, que provocaron heridas a trece personas, una de ellas muy grave, y en agosto de 2002 un artefacto compuesto por cuatro kilos de explosivo estalló en una hamburguesería de Torrevieja, que minutos antes había sido desalojado.

En marzo de 2001 artificieros de la policía explosionaron un coche bomba estacionado frente a un hotel en Gandia, que también es un municipio costero.

El 24 de julio de 2001, la etarra Olaia Castresana falleció cuando cometió un error mientras manipulaba, en el interior de un apartamento de Torrevieja, una pequeña cantidad de explosivo que provocó el estallido de los diez kilos de dinamita que guardaba en el inmueble. La explosión, que hirió a once personas, se produjo en el segundo piso del edificio Pompeyo I, en la urbanización Puerto Romano, donde vivía la fallecida, junto a su compañero Arnatz Oyarzábal, con el que formaba parte de un comando itinerante de ETA.

BUSCABAN UNA MATANZA EN MUTXAMEL

Anteriormente a estos últimos atentados habían muerto en la Comunitat Valenciana siete personas víctimas de acciones terroristas. El 16 de septiembre de 1991, cuatro meses después de lanzar un coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic que mató a 9 personas, ETA intentó una matanza similar en Mutxamel, pero el vehículo se estrelló contra una sucursal bancaria sin estallar. La Policía Local creyó que era un coche abandonado y lo traslado a un depósito de vehículos. Al bajarlo de la grúa explotó. La detonación mató al gruista, Francisco Cebrián, de 40 años, casado y con cuatro hijos, y a los policías José Luis Jiménez y Víctor M. Puertas, de 28 y 21 años.

La andadura de ETA en los asesinatos en la Comunitat Valenciana comenzó el 16 de agosto de 1985, cuando el etarra Henri Parot entró en la pizzería que regentaba en Castelló el empresario francés Clément Perret, supuesto miembro de los GAL, y le descerrajó 13 tiros. El segundo zarpazo mortal de ETA en tierras valencianas fue el 4 de marzo de 1991. Dos etarras con pasamontañas entraban en las oficinas de la constructora Ferrovial en Valencia y disparan en la cabeza a su delegado autonómico, el ingeniero valenciano José Edmundo Casany, que tenía 42 años. La banda «justificó» la atrocidad de segar una vida, dejar una viuda y tres niños huérfanos porque Ferrovial construía la autovía de Leizarán.

A su vez, el 15 de enero de 1992, ETA asesinaba al catedrático Manuel Broseta, en los jardines de Blasco Ibáñez de un único tiro en la cabeza cuando se dirigía a dar clase en el aulario de Derecho de la Universitat. A sus 60 años era miembro del Consejo de Estado y Aznar estaba intentando convencerle para que encabezara la candidatura del PP a la Generalitat.

El fantasma del atentado de Hipercor sobrevoló Valencia el sábado 16 de diciembre de 1995. Una bomba en unos grandes almacenes mató a Josefina Corresa Huerta, auxiliar de clínica de la «mini Fe» de Sagunt, e hirió a ocho personas. Los etarras planeaban una matanza, pues colocaron un segundo potente artefacto que no estalló.

VALENCIANOS ASESINADOS FUERA DE LA C. VALENCIANA

El primer valenciano asesinado por ETA fue el guardia civil Antonio Alés Martínez. Tenía 19 años cuando el 28 de noviembre de 1979 cuatro etarras le acribillaron a tiros en un bar de Guipúzcoa. Le siguieron otros 18 guardias civiles, policias nacionales y militares valencianos.

ARRESTOS EN TERRITORIO VALENCIANO

Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado también han frustrado acciones de la banda terrorista en la Comunitat Valenciana con la detención de varios etarras, como el que detuvieron en Portbou, Iker Aguirre Bernadal, que supuestamente se dirigía a Valencia para recabar datos para cometer atentados durante la Copa del América de vela.

En junio de 2006 detuvieron a otras dos personas en Santa Pola y el 17 de febrero de 2005 los terroristas Mikel Orbezgo y Sara Majarenas fueron interceptados en el centro de Valencia, cuando tenían en su poder explosivos y armas y orden de cometer varios atentados en la costa mediterránea.

El 9 de febrero de ese mismo año también detuvieron en Valencia a Asier Burgaleta, relacionado con los atentados de los dos hoteles de Alicante y Benidorm y considerado como uno de los responsables de la estructura de captación y reclutamiento de futuros etarras.

En septiembre de 2008 fueron detenidos en Guipúzcoa Igor Portu y Martín Sarasola, los supuestos autores materiales de la explosión de una autocaravana cargada con 100 kilos de explosivo en Les Coves de Vinromà (Castelló) a finales de agosto y del atentado de la T-4 de Barajas cometido el 30 de diciembre de 2006.

El 28 de octubre de 2008 fue detenida una presunta etarra en un piso de la avenida de Francia de Valencia, quien se había desplazado a esta ciudad hacía dos días buscando "refugio" entre personas "de su ámbito familiar" ante el temor a una redada policial en Navarra que finalmente se produjo y logró la desarticulación de un comando.

El 27 de junio de 2010, la Guardia Civil detuvo en Castelló a Miren Arantzazu Gangoiti Asolo, a quien las Fuerzas de Seguridad de Seguridad del Estado, relacionan con el entorno etarra y sobre la que pesaba una orden de detención y entrega de un juzgado de Gernika (Vizcaya) por un delito de desobediencia.

El 10 de octubre del año pasado, la Benemérita halló un bidón en el interior de un zulo localizado en Confrides (Alicante) que contenía 10 kilos de amonal o amosal.