?

Duro y difícil son los adjetivos con los que Gobierno y partidos políticos bautizan al nuevo año, que entra con la incógnita de hasta donde tendrán que llegar las medidas del Ejecutivo para hacer frente al déficit y con el interrogante de quién tomará las riendas del PSOE en su etapa más complicada. Todos los vaticinios dibujan un 2012 en el que la austeridad y los ajustes van a presidir la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy, de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos.

El nuevo Ejecutivo ya ha dado los primeros pasos y en su segundo Consejo de Ministros, celebrado el día 30 de diciembre, todavía en 2011, sorprendió con una batería de medidas que auguran un año complicado para los bolsillos de los españoles. Incrementos en el IRPF, en el IBI, recorte en el gasto de 8.900 millones o tijeretazos en algunas empresas públicas, como RTVE y Renfe, han dado el pistoletazo de salida a la política que Rajoy va a poner en marcha para cumplir con las exigencias de Europa.

Son, como dijo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, decisiones "extraordinarias ante una situación extraordinaria" y "el inicio del inicio" de futuros ajustes que se concretarán en el proyecto de Presupuestos Generales de Estado antes del 31 de marzo.

Hay quien dice que lo más duro llegará una vez que pasen las elecciones autonómicas en Andalucía, precisamente otro de los acontecimientos políticos del año y que los dos partidos mayoritarios esperan con afán.

Uno, el PSOE, porque le permitirá comprobar si también allí se repite el batacazo que el partido sufrió en las dos últimas convocatorias electorales: los comicios autonómicos y municipales del pasado 22 de mayo y los generales del 20 de noviembre. El otro, el PP, porque su líder en Andalucía, Javier Arenas, tiene al alcance de la mano gobernar en un feudo autonómico socialista tras tres intentos fallidos, tal como vaticinan las encuestas.

Pero antes de la cita andaluza con las urnas, las dos grandes fuerzas políticas se enfrentan a sus respectivos congresos, que para el PP será una balsa de aceite y para el PSOE un cónclave decisivo. Sevilla acogerá los días 3, 4 y 5 de febrero la reunión del máximo órgano de los socialistas, que tendrán que elegir a quien sustituirá a José Luis Rodríguez Zapatero al frente del partido.

El primer candidato en descubrir sus cartas fue Alfredo Pérez Rubalcaba, pero como se esperaba, la exministra de Defensa, Carme Chacón, también ha levantado las suyas. Lo anunció el pasado miércoles en Valencia y el pasado sábado en Almería, en Olula del Río, el pueblo de su padre, confirmó que competirá de nuevo con el exvicepresidente y exministro del Interior para ocupar la Secretaría General. El primeero consiguió el domingo en el Comité Federal el doble de vales que la segunda.

También en espera de un tercer candidato, los militantes socialistas tienen apenas un mes para contrastar propuestas y participar en el debate sobre el futuro del partido que ya se ha abierto con la constitución de algunas plataformas, entre ellas la de "Mucho PSOE por hacer", en la que participa la propia Chacón. Otra incógnita que el PSOE tendrá que resolver es si el nuevo secretario general que salga elegido en ese cónclave será también el candidato del partido a la Presidencia del Gobierno.

Y será también Sevilla, una semana después, el escenario para el congreso de los populares, un camino de rosas si se compara con la pugna socialista. Pero al partido en el Gobierno le toca asimismo renovar su dirección, y aunque María Dolores de Cospedal repetirá previsiblemente como secretaria general, se esperan caras nuevas en puestos de responsabilidad.

El año se estrena también con un nuevo Congreso de los Diputados dominado por la mayoría absoluta del PP, que tendrá como contrapeso la oposición más variada que se recuerda, con un PSOE diezmado, partidos muy reforzados como CiU, IU y UPyD y presencias históricas como la de la izquierda abertzale a través de Amaiur. Dieciséis formaciones políticas repartidas en siete grupos parlamentarios -sólo el Mixto tiene ocho partidos y diecisiete diputados- representarán a los ciudadanos en el hemiciclo, que a buen seguro pasará la mayor parte del año debatiendo las medidas económicas.

Gestionar el fin de ETA

Mientras tanto, al Gobierno le aguarda también otro desafío: gestionar el fin de la violencia anunciado por ETA y decidir si aplica una política de acercamiento de los presos al País Vasco, competencia que depende del Ministerio del Interior. Consolidar el nuevo escenario que se ha abierto en Euskadi tras la decisión de la banda terrorista será también el objetivo del lehendakari, Patxi López, del PSE, partido que como el resto de las fuerzas políticas vascas dedicará parte del año a prepararse para las elecciones autonómicas de 2013, que también celebrará Galicia.

Después de un 2011 en el que las movilizaciones en la calle han sido protagonistas gracias al movimiento del 15M, el año que comienza se antoja también caliente, porque a las protestas ya han anunciado que se unirán sindicatos y partidos de izquierda si el Gobierno endurece los recortes o materializa una reforma laboral que facilite aún más el despido.