Melilla sigue manteniendo la máxima alerta en la valla fronteriza ante la posibilidad de que se produzcan nuevas avalanchas de inmigrantes, pese a que en los últimos dos días no se ha producido ningún intento.

Según han informado hoy a Efe fuentes policiales, la vigilancia aérea que se está desarrollando por la noche con dos helicópteros ha surtido su efecto disuasorio y desde la madrugada del domingo no se ha advertido ningún acercamiento.

Se calcula que en las localidades más próximas puede haber alrededor de 500 inmigrantes, un número que suele variar mucho debido a las redadas que se producen en Marruecos por parte de las autoridades de dicho país y también en función de los inmigrantes que consigan acercarse a las zonas limítrofes desde otras partes.

La presión migratoria que está viviendo Melilla este verano recuerda a la que ya vivió en 2005, cuando las avalanchas de inmigrantes se sucedían casi a diario, con cientos de subsaharianos accediendo a territorio español.

Sin embargo, según apuntan las fuentes, existen diferencias entre la situación actual y la de hace siete años, ya que entonces los inmigrantes se acercaban a la valla con escaleras y ahora lo hacen dispuestos a enfrentarse a los agentes que la custodian, tanto en el lado español como en el marroquí, por lo que muestran "una mayor agresividad".

La colaboración marroquí es otro de los aspectos que ha cambiado, ya que en estos momentos las autoridades del país vecino están realizando un trabajo de control permanente, hasta el punto de que en algunos intentos de entrada los inmigrantes ni siquiera logran alcanzar la valla.

La propia valla, es a su vez, es otro de los cambios más evidentes, ya que nada tiene que ver con la de 2005.

En aquel entonces, la alambrada que rodeaba los 12 kilómetros de perímetro tenía una altura de tres metros, que se elevó hasta los seis, y que se complementó con la instalación de un obstáculo entre las dos alambradas, denominada la sirga tridimensional.

Se trata de una especie de laberinto de cables de acero que cuando se ideó parecía infranqueable, pero que, sin embargo, los inmigrantes ya consiguen superar.

Hasta el 15 de septiembre, está previsto que 18 agentes de uno de los Grupos de Reserva de Seguridad (GRS), considerado un cuerpo de elite de la Guardia Civil experto en la contención de masas, permanezca en la ciudad, pero no se descarta que puedan llegar más en caso de que fuera necesario.

En el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) hay saturación, ya que se encuentra muy por encima de su capacidad con más de 750 personas, pero, de momento, la situación está controlada dentro de las posibilidades, y siempre y cuando no se produzcan nuevas entradas.